La producción cafetera enfrenta retos globales sin precedentes en 2024 debido a los efectos del cambio climático y el aumento de costos. Eventos extremos como las sequías prolongadas en Vietnam e Indonesia, junto con las heladas que devastaron Brasil en años recientes, han reducido drásticamente las cosechas y elevado los precios internacionales del café arábica hasta un 70 %.

En Brasil, principal productor mundial, la sequía amenaza con disminuir la próxima cosecha, según el Consejo de Exportadores de Café (Cecafé). Mientras tanto, Colombia muestra resiliencia con un crecimiento del 21 % en su producción anual, destacando como un modelo de adaptación frente a los desafíos climáticos.

México, por su parte, sufre una baja considerable en los estados cafetaleros clave, mientras que en Perú los agricultores piden apoyo gubernamental urgente para renovar cultivos envejecidos. En Costa Rica y Honduras, el impacto económico de las fluctuaciones monetarias y los altos costos de producción complica los beneficios del aumento de precios en el mercado.

El panorama exige estrategias sostenibles que mitiguen los efectos del cambio climático y garanticen ingresos justos para los pequeños caficultores, quienes enfrentan dificultades para mantenerse competitivos en un mercado cada vez más volátil.