Cada 13 de enero, el Día Mundial de la Lucha Contra la Depresión invita a reflexionar sobre una de las enfermedades mentales más comunes y devastadoras en el mundo: la depresión. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 280 millones de personas padecen esta condición, y a pesar de su prevalencia, sigue siendo una realidad muchas veces invisibilizada o mal comprendida. En México, 3.6 millones de adultos viven con depresión, un número alarmante que refleja la urgencia de abordar este trastorno desde una perspectiva de salud pública.
Clara Haydee Solís Ponce, profesora y terapeuta familiar de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza de la UNAM, señala que la depresión no es simplemente un "bajo estado de ánimo" pasajero, sino un trastorno multifactorial que afecta distintas áreas de la vida: personal, social, laboral y educativa. "Impacta profundamente la capacidad de concentración, las relaciones interpersonales y la energía vital", explica Solís Ponce, quien también coordina el Programa de Atención Psicológica para la Comunidad.
La experta menciona que uno de los principales obstáculos es la falta de conciencia social sobre los síntomas. "Es necesario distinguir entre una respuesta natural a un evento triste, como la pérdida de un ser querido o el fracaso en un proyecto, y un cuadro de depresión que puede durar semanas o incluso meses", comenta. Este último puede ir acompañado de síntomas como fatiga constante, alteraciones en el sueño, irritabilidad y en casos graves, reacciones somáticas como dolores musculares o sensación de hormigueo.
El contexto de la pandemia de COVID-19 ha intensificado esta problemática, especialmente en niños y adolescentes. Según la especialista, después de la crisis sanitaria, los casos de depresión y ansiedad en jóvenes, incluso desde los 8 años, aumentaron significativamente. "La pandemia visibilizó la importancia de la salud mental. Muchas personas comenzaron a acudir a centros de salud psicológica, entre ellas un número creciente de hombres y adultos mayores", señala.
Solís Ponce resalta que, aunque las mujeres continúan siendo el grupo más afectado, la pandemia mostró una tendencia preocupante de aumento en la demanda de atención entre todos los grupos etarios. "Esto nos habla de un fenómeno social que afecta a la población en general, independientemente de la edad o género", explica.
Un aspecto clave que la terapeuta subraya es el estigma que aún existe alrededor de los trastornos mentales. "Muchos creen que ir al psicólogo es un signo de debilidad o locura, cuando en realidad es un acto de autocuidado", afirma. En este sentido, recalca la importancia de tratar la depresión como cualquier otra enfermedad, con un enfoque integral que combine apoyo emocional, terapias y, en algunos casos, medicación. Sin embargo, aclara que el tratamiento farmacológico debe ser supervisado por un psiquiatra, y que no genera dependencia si se prescribe adecuadamente.
Además, señala que las mujeres tienen un componente biológico hormonal que influye en sus estados de ánimo, por lo que es crucial hacer un diagnóstico certero para diferenciar si los síntomas están relacionados con un desajuste hormonal o una depresión genuina.
Para la especialista, el entorno familiar es vital en la prevención y tratamiento de la depresión, especialmente en los jóvenes. "Es fundamental que los padres proporcionen un espacio seguro para sus hijos, fomenten la comunicación y ayuden a establecer metas de vida a mediano y largo plazo. Incluso pequeñas acciones cotidianas, como hacer las camas o ordenar la habitación, generan una sensación de logro y pertenencia", indica Solís Ponce.
Además de este apoyo familiar, la terapeuta sugiere que las personas que atraviesan dificultades emocionales busquen ayuda profesional. "La salud mental no es algo que debamos dejar de lado. Si experimentas dificultades para llevar una vida diaria normal, es importante consultar a un profesional", finaliza.
El Día Mundial de la Lucha Contra la Depresión es una oportunidad para reconocer que la salud mental es tan importante como la salud física. Combatir el estigma, buscar ayuda cuando se necesita y promover el bienestar emocional son pasos cruciales para superar este trastorno. La depresión no distingue edades ni géneros, pero sí necesita de una sociedad más informada y dispuesta a ofrecer el apoyo necesario.