Por Cindy Palencia

Birmania declara semana de duelo tras devastador sismo que dejó más de 2,000 muertos

Las autoridades de Birmania han declarado una semana de luto nacional mientras la nación lucha por hacer frente a las consecuencias de un terremoto devastador que también afectó a Tailandia.

El gobierno de Birmania ha decretado una semana de duelo, a partir del lunes 31 de marzo de 2025, tras el fuerte terremoto de magnitud 7,7 que golpeó el país, dejando más de 2,000 muertos y miles de heridos. El sismo, que ocurrió cerca de la ciudad de Mandalay, ha causado estragos en diversas áreas, particularmente en la segunda ciudad más grande del país, donde las labores de rescate continúan. La junta militar que gobierna Birmania ha ordenado que las banderas ondeen a media asta hasta el 6 de abril, como muestra de respeto por las víctimas. Además, se ha convocado a un minuto de silencio para el martes 1 de abril a las 06:21 GMT, hora exacta en la que se produjo el desastre.

La catástrofe no solo afectó a Birmania; el impacto del terremoto también se sintió en Tailandia, donde se registraron al menos 19 muertes, principalmente debido al colapso de una torre de construcción en Bangkok. En Birmania, más de 3,900 personas resultaron heridas y 270 siguen desaparecidas. La situación es aún más grave debido al conflicto civil que ha azotado al país desde el golpe militar de 2021, lo que ha complicado las tareas de rescate y aumentado las necesidades humanitarias. La Federación Internacional de la Cruz Roja ha lanzado una apelación urgente por más de 100 millones de dólares para brindar ayuda a las víctimas.

Las escenas de devastación son abrumadoras. En Mandalay, el hospital general tuvo que ser evacuado debido al colapso de su infraestructura, y muchos pacientes están siendo tratados al aire libre bajo el fuerte calor tropical. La falta de recursos y la escasez de equipos médicos se suman a la crisis, dificultando aún más la identificación de cuerpos debido al calor extremo. A pesar de las condiciones, las actividades cotidianas comienzan a reanudarse lentamente, mientras el país se enfrenta a un panorama de desesperación y caos.

Las esperanzas de encontrar más sobrevivientes disminuyen con el paso de los días, pero el dolor y la resiliencia de los birmanos persisten, en medio de una tragedia que cambiará el curso de la nación.