El reciente anuncio del expresidente Donald Trump sobre el nuevo arancel del 20.91% a las importaciones de jitomate mexicano, que entrará en vigor el 14 de julio de 2025, representa un fuerte golpe para la economía rural de San Luis Potosí, una de las entidades con mayor producción de este fruto. El impuesto impactará no solo a los exportadores, sino también a quienes participan en toda la cadena agroalimentaria, desde productores hasta consumidores en ambos lados de la frontera.
San Luis Potosí ocupa el segundo lugar nacional en producción de jitomate, superado únicamente por Sinaloa. Municipios como Villa de Arista, Moctezuma, Ciudad del Maíz y Cedral concentran la mayor parte de la actividad tomatera, la cual constituye el sustento de miles de familias.
Con una producción anual cercana a las 200 mil toneladas, los tomateros potosinos han ganado terreno en los mercados internacionales, especialmente en Estados Unidos, principal destino de las exportaciones. Sin embargo, el nuevo arancel podría reducir su competitividad, encarecer el producto para los consumidores estadounidenses y provocar un efecto dominó en precios, distribución y empleo, tanto en México como en el país vecino.
Expertos del sector señalan que esta medida obedece más a intereses políticos y comerciales que a cuestiones de sanidad o calidad, pues el jitomate mexicano ha mantenido altos estándares. El riesgo es alto: si los productores potosinos no reciben apoyo o medidas compensatorias, el impacto no solo será económico, sino social, con comunidades rurales enteras en vulnerabilidad frente a un mercado cada vez más incierto.