El pasado 7 de abril, Urano pasó frente a una estrella ubicada a 400 años luz de la Tierra, en un fenómeno conocido como ocultación estelar. Este evento, visible durante aproximadamente una hora desde el oeste de Norteamérica, brindó a científicos de la NASA y a un equipo internacional de más de 30 astrónomos la oportunidad de estudiar la atmósfera y los anillos del planeta con un detalle sin precedentes.
Durante la ocultación, la atmósfera de Urano refractó la luz de la estrella, causando una atenuación gradual antes de que la estrella quedara completamente oculta. Este efecto generó una "curva de luz" que, al ser analizada, permitió a los investigadores medir la temperatura, densidad y presión de la estratosfera de Urano, así como observar cambios ocurridos en los últimos 30 años desde la última ocultación significativa en 1996.
La preparación para este evento incluyó una prueba realizada en noviembre de 2024, donde se coordinó la observación de una ocultación más tenue desde Asia, utilizando telescopios en Japón, Tailandia e India. Estas observaciones ayudaron a calibrar los instrumentos y mejorar las predicciones para el evento de abril, ajustando la ubicación estimada de Urano en 200 kilómetros.
Con una atmósfera compuesta principalmente de hidrógeno y helio, y sin una superficie sólida, Urano presenta una superficie blanda de agua, amoníaco y metano. Este estudio no solo mejora la comprensión de la atmósfera media del planeta, sino que también es crucial para futuras exploraciones del gigante helado.