La capital libia vivió una jornada de intensos enfrentamientos armados tras el asesinato de Abdel Ghani al-Kikli, conocido como "Gheniwa", líder de la poderosa milicia Autoridad de Apoyo a la Estabilidad (SSA). El suceso ocurrió el lunes en una instalación controlada por la Brigada 444, comandada por Mahmoud Hamza, aliado del primer ministro Abdul Hamid Dbeibah.
La muerte de al-Kikli, acusado por organizaciones internacionales de crímenes de guerra y violaciones a los derechos humanos , desencadenó enfrentamientos en varios puntos de Trípoli, especialmente en el barrio de Abu Salim, bastión de la SSA. Los combates, que incluyeron el uso de armas pesadas, dejaron al menos seis personas muertas y obligaron a evacuar a numerosas familias.
El gobierno de Dbeibah afirmó haber retomado el control de las áreas afectadas, mientras que la ONU expresó su alarma por los combates en zonas densamente pobladas y advirtió que los ataques a civiles podrían constituir crímenes de guerra.
Este episodio refleja la fragilidad de la seguridad en Libia, donde las milicias continúan ejerciendo un poder significativo y la estabilidad sigue siendo esquiva desde el derrocamiento de Muamar Gadafi en 2011.