Una actualización de red rutinaria terminó convirtiéndose en uno de los peores fallos técnicos de Telefónica en los últimos diez años. A partir de las 3:00 de la madrugada del lunes, miles de usuarios en España —incluyendo empresas, administraciones y centros de emergencia como el 112— se quedaron sin conexión a Internet ni telefonía fija.

La interrupción, que se extendió por varias horas, afectó de forma masiva a comunidades como Andalucía, Aragón, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Navarra, Madrid y País Vasco. Aunque la compañía informó a media mañana que el servicio del 112 se había restablecido y más tarde dio por solucionado el problema general, algunas regiones reportaron afectaciones sensibles en llamadas de emergencia.

El director de Operaciones de Telefónica, Sergio Sánchez, atribuyó la caída a una falla en uno de los routers principales, que obligó a “aislar nodos” y desplegar equipos de campo. Mientras tanto, desde Galicia, País Vasco y Andalucía se activaron números alternativos de emergencia. El presidente gallego, Alfonso Rueda, calificó el incidente como “uno más de los sustos recientes” que evidencian la fragilidad de las infraestructuras críticas del país.

El corte se suma a recientes fallos en la red eléctrica y ferroviaria, y ha reavivado el debate sobre la resiliencia tecnológica y los planes de contingencia para servicios esenciales. El Ministerio de Transformación Digital evalúa si las medidas de respaldo actuales son suficientes, mientras que la CNMC podría investigar posibles negligencias en la gestión del fallo.

La asociación Facua recordó que los usuarios tienen derecho a indemnizaciones por interrupciones prolongadas de servicios, conforme al Real Decreto sobre derechos del usuario. En este contexto, la reputación de Telefónica se resiente justo cuando la compañía se encuentra en plena reorganización interna y en negociaciones con el fondo saudí STC.