Por primera vez desde la pandemia por covid-19, se anticipa una disminución en el consumo global de petróleo hacia el año 2030, de acuerdo con el más reciente informe de la Agencia Internacional de Energía (AIE). La baja, aunque modesta, marcaría un hito en la historia energética moderna, en medio de la transición hacia fuentes más limpias y sostenibles.

La AIE estima que la demanda global alcanzará su punto máximo en 2029, con un consumo de aproximadamente 105.5 millones de barriles diarios, para luego registrar un descenso marginal al año siguiente. Este comportamiento se atribuye a cambios estructurales en la economía global, políticas públicas orientadas a la descarbonización y un avance sostenido en tecnologías limpias.

El reporte señala que esta tendencia a la baja ocurrirá a pesar del escepticismo de sectores que abogan por un uso ilimitado de combustibles fósiles, así como del impacto geopolítico que representan conflictos en regiones productoras, como Medio Oriente. La oferta global, advierte la agencia, crecerá más rápido que la demanda en los próximos años, lo que podría generar nuevos equilibrios en los mercados internacionales.

En el caso de los principales consumidores, como Estados Unidos y China, el informe proyecta una reducción más temprana en sus niveles de consumo, prevista para 2026 y 2028 respectivamente. Esta evolución refuerza la expectativa de que el petróleo, aunque aún dominante, comienza a ceder terreno frente a una transición energética cada vez más firme y estructurada.