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Coronavirus y el fascismo europeo de los 40

Ya van tres semanas, tres columnas que tengo la oportunidad de escribir en este medio, y continua la crisis del coronavirus, logrando algo que desde la segunda guerra mundial no ocurría, detener el deporte a nivel mundial, lo cual, me recordó esos hombres y nombres que por su culpa, se detuvo el mundo hace casi 80 años.


No podemos hablar de la segunda guerra y de la Alemania Nazi sin pensar en Adolf Hitler, quien dicen que era aficionado al Schalke 04, equipo que era el más ganado de Alemania en aquellas épocas, pero también decían que al Führer no le gustaba el futbol, ni apoyaba realmente al Schalke, solo aplicaba la típica del Villamelón, le iba al que ganaba.  


Del temible Adolf se puede contar muchas historias, como cuando en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936, mandó matar a participantes judíos. En esa misma competición, fue cuando Perú le ganó a Austria (país de donde Hitler es originario), pero como el gran dictador se encontraba en la grada, el árbitro decidió anular el juego por inseguro, por ello varios países decidieron dejar la competencia de futbol, porque lo consideraban injusto y con el fin de que los países aliados a Hitler, ganaran la competencia; hubo tanto arreglo para así terminar, que la final fue disputada entre austriacos e italianos, país de su compadre Benito Mussolini; aunque ganó Italia, Hitler estaba satisfecho porque la imagen de superioridad ya se había mandado, luego de esa competencia, se detuvieron todas las competencias internacionales, hasta el mundial de futbol en 1950.


Hablando de Mussolini, este también tiene sus cositas, una de ellas es que le gustaba que los partidos de futbol se realizaran en el Coliseo Romano, para que el espectáculo fuera visto por las altas esferas de la política de ese entonces, aparte de emular la época del espectáculo de los leones contra los gladiadores. 


La mayor aportación que hizo Benito al futbol fue la imposición del juego defensivo, mejor conocido como el Catenaccio, aunque fue invento de un director técnico austriaco, es la máxima distinción del juego italiano, a tal grado que gracias a este modo de juego, Italia ha sido campeona en diversas ocasiones, la más reciente, curiosamente en Alemania 2006.


Mussolini, creía que este modo de juego defensivo con gran desgaste físico y de unión por una causa en común le generaría a los italianos un sentido de pertenencia, identificación y sacrificio para darlo todo en la cancha por su país, la verdad no fue tan errática, aunque fuera utilizado para el régimen fascista.


Otro amigo de estos personajes, fue Francisco Franco, quien era seguidor del Real Madrid, aquí ya era muy evidente que los dictadores le van al que gana, esto para demostrar que los que están en pro del régimen son los ganadores y el resto son los perdedores. Franco fue uno de los más grandes dictadores de la historia, quien también utilizó el futbol como herramienta de poder, en donde su más grande rival político, estratégico y social, fue el Barcelona y los soviéticos a nivel de países.


En el torneo local, de las primeras acciones que hizo fue cambiar el nombre de la Copa del Rey, por Copa del Generalísimo. En Barcelona se encontraban sus más grandes detractores, el FC Barcelona y la población catalana, lo cual hizo que desde esa época la relación equipo-afición sea de las más apegadas en el mundo, la unión llegó cuando el ejército franquista, invadió la ciudad catalana y estos para refugiarse, se encerraron en el estadio Camp Nou, utilizándolo como trinchera contra el ejército, por obvias razones, la liga en ese año se detuvo y se dictaminó como ganador al Real Madrid.


Nos tenemos que ir a estos años para recordar otra época en que el futbol y el deporte en general fueron detenidos, a este nivel se ha puesto el desastre del Coronavirus, en comparación con la época del holocausto.

Licenciado en Ciencias de la Comunicación 
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