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El Mirador
Redacción

Déjalo ir

Déjalo ir.

 

¿Qué es dejar ir? ¿Cómo se deja ir?  Qué significa e implica dejar ir puede ser el tema de entrada a una terapia, pero, sobre todo, es el inicio de una conversación profunda consigo mismo. En la vida, nos encontramos en ocasiones desbordados de duelos en los que tenemos la sensación de estar arrancándonos algo, como si un pequeño pedazo de vida se nos fuese en ello.  Por eso, preferimos la idea de dejar ir. Dejar ir puede ser soltar suavemente un lazo que lastima, establecer una distancia en una relación, renunciar a una idea apuntando hacia una nueva; aunque también pudiera ser la posibilidad de soltar la necesidad constante de vivir con objetivos a cumplir.

 

 

 

No hay camino ni manual para dejar ir como tal; sin embargo, hay un paso indispensable: la honestidad para encarar el entorno, como cuando se mira a alguien a los ojos sin pestañear, con el fin de aceptar lo que es o lo que no es o lo que ya no está. A veces, lo más arduo es asumir lo que se piensa que se tiene y no se tiene. La entrada de la realidad es muchas de las veces ácida, porque nos demuestra que algo ya no está o que quizá nunca estuvo. Consejo repetido al infinito: dejar ir es quedarse con las manos vacías, y muy pocas personas pueden hacerlo. Se trata de aprender a estar con las manos vacías, no sólo es cuestión de dejar ir. Quizá muy pocos son los que se preguntan cómo poder tolerar el hecho de estar con las manos vacías.

 

Cuando estas preguntas difíciles surgen, vienen a la mente los delicados encajes que realizaban las bisabuelas, ese arte de utilizar finísimos hilos para crear algo. Así, los encajes de las abuelas logran crear bellas combinaciones de nudos y conexiones para trazar desde el borde de los agujeros algo nuevo. Desde allí, dejar ir es aceptar que hay un agujero que queda, que no se trata de taparlo por completo. Eso queda limitado.

 

 

 

La naturaleza tiene otra manera sutil de mostrarnos ese agujero que queda con las pérdidas, con las ausencias, en los bosques de sequoias en el norte de California. En ellos existe una agrupación de árboles muy particular, se conoce como The Cathedral Tree. El nombre se debe a que estos árboles de troncos gigantescos y llenos de biomasa se agrupan alrededor de un círculo, conformando una especie de corona alrededor de un agujero. El origen es una hermandad. Este árbol se reproduce por medio de pequeños retoños que crecen en torno a su tronco; estos hijitos van creciendo hasta que un día el árbol central muere y desaparece, el resto de los árboles permanecen alrededor cerrando el círculo. El agujero no es el vacío, es la marca de lo que se fue. Dejar ir es aceptar que hay una marca, no que no pasó nada.

 

 

 

Los cierres de año implican siempre un dejar ir el tiempo vivido y el no vivido, las personas que quedaron en nuestra vida y aquellas que se fueron o tuvieron que marcharse. No hay partida sin marca, pero podemos bordar alrededor de ese agujero los encajes más preciosos, para llevarnos un recuerdo de lo que sí puede haber, entendiendo que ese agujero nos acompaña de una manera distinta.

 

Dejar ir el 2022, para que en el 2023 algo nuevo pueda llegar.