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El Mirador
Redacción

A tres años de la pandemia

El pasado 27 de febrero se cumplieron 3 años de que se notificara el primer caso de SARS-CoV-2 en México. Como quizás recuerde, estimado lector, en diciembre de 2019 en Wuhan, China, las autoridades reportaron un grupo de casos de neumonía por un nuevo virus. El 30 de enero de 2020, con más de 9,700 casos confirmados en China y 106 casos confirmados en otros 19 países, el director general de la OMS declaró el brote como una emergencia de salud pública de importancia internacional. Era un nuevo virus que provocó la suspensión de los Juegos Olímpicos de Tokio, canceló otras actividades deportivas en Europa y detuvo el flujo de personas entre unos países y otros. Nos llevó al aislamiento social en casi todo el mundo. La pandemia por covid-19 ha sido una crisis sanitaria internacional de dimensiones aún no identificadas, principalmente por las consecuencias a la salud de millones de personas en el mundo.

 

Tan solo en San Luis Potosí, no fue sino hasta después del 15 de marzo del 2020, que el primer caso se detectó en la capital potosina, por lo que las autoridades no tardaron en mandar a todos a sus casas, y evitar el contacto con personas que no residieran en el mismo sitio, pensando que esto pasaría en por lo menos, 15 días y que no llegaría a tales situaciones con las que nos enfrentamos días después.

 

Los primeros días todo era confusión, incertidumbre y temor. Covid-19 nos preocupaba mucho porque en México estábamos viendo que ya se habían colapsado los sistemas de salud de algunos países de Europa y que no existía vacuna ni tratamiento para detener los contagios y la enfermedad. En nuestro país, se registró la primera defunción el 18 de marzo de 2020, ocasionada por este coronavirus. Así empezó esta pesadilla que a la fecha ya registró, de manera oficial, 333 mil defunciones. Sabemos que pueden ser más, pero tomaremos en cuenta esta cifra que me parece en sí misma muy elevada.

 

El 23 de marzo, la Secretaría de Salud hizo la declaratoria de la Jornada Nacional de Sana Distancia, con lo que entraron en acción las medidas sanitarias y de distanciamiento social para disminuir los contagios. La frase “Quédate en casa”, usada como insignia de las medidas preventivas de México durante la pandemia de covid-19, data de la época de La Colonia, cuando se hablaba de protegerse de la peste, el tifus o la rabia, y se volvió a usar en marzo de 2020.

 

A pesar de que estuvimos casi dos meses en aislamiento, la realidad epidemiológica nos rebasó. Llevamos, hasta hoy, seis olas de contagios que han significado la muerte, según las estadísticas oficiales, de más de 333 mil defunciones. A la fecha, podemos contabilizar 7.5 millones de casos confirmados durante tres años y 65% de la población vacunada en esquema completo. Las vacunas y las pruebas gratuitas siguen escaseando, a pesar de que ya podemos confirmar que es una enfermedad estacional.

 

Durante estos tres años, aprendimos que el uso del cubrebocas en interiores sí nos protege. Que la ventilación en lugares cerrados es óptima si conviven varias personas. Que debemos cuidar la salud en todos los sentidos. Y aquí es donde quiero hacer énfasis, pues llevamos tres años hablando de enfermedad y muerte en México. La reconversión de hospitales por covid-19 aplazó los tratamientos y las consultas de los pacientes crónicos, y eso ha cambiado de manera drástica el panorama de la salud pública. Las cuatro principales causas de muerte por las que morimos los mexicanos son: enfermedades del corazón, diabetes, tumores malignos y covid-19. La quinta causa, si eres hombre, son las enfermedades del hígado, y si eres mujer, las enfermedades cerebrovasculares.

 

Me gustaría poner énfasis en la prevención de la salud y en la comunicación de riesgos. Tratemos de promover conductas saludables que erradiquen nuestros principales problemas en salud. Busquemos las mejores vías de comunicación de riesgos para enfocarnos a la audiencia a quien queremos llegar, porque sí nos escucha. Pero, sobre todo, por favor aprendamos que los virus no tienen palabra ni tampoco se restringen a las fronteras.