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Alberto Flores
El emparrillado

Pequeñas emociones

Como ya había explicado hace algunas entradas, la NFL es un evento que no ocurre ni con tanta frecuencia ni con tanta exposición a lo largo del año como las demás ligas profesionales de otros deportes alrededor del mundo. A diferencia de la MLB (beisbol) y de la NBA (basquetbol) que tienen temporadas de más de 100 partidos, o del futbol que a lo largo del año tiene 2 torneos cortos nacionales, la Champions, la Liga, la Bundesliga y hasta la liga de Arabia Saudita, la NFL únicamente cuenta con 21 semanas durante el último tercio del año para cumplir su año deportivo. La razón de esto es que al ser un deporte de alto contacto, los jugadores necesitan descansar, además de un sin fin de ejercicios administrativos que se efectúan en estos 8 meses de receso.

 

Por esta razón, los aficionados al deporte buscamos cualquier excusa para continuar con la conversación. Y esta semana lo que nos ha dado para conversar son los movimientos de los jugadores. Todos los años, en estas fechas, se acaban los contratos de los integrantes de los equipos y es responsabilidad tanto de los entrenadores como del cuerpo administrativo retomar el proyecto que se ha venido trabajando y firmar a los jugadores que consideran “de impacto” (ya sea de su cantera o de jugadores que no fueron firmados) o rescindir de sus contratos más pesados para poder firmar a otros jugadores cuyo valor sea considerado menor para ajustarse al tope de salarios anual (que es todo un tema, pero no vinimos a eso).

 

Parte de la emoción, al menos para los más aferrados al fútbol americano, está en ver quienes son las nuevas contrataciones que hace el equipo para reforzar las áreas más débiles que han mostrado durante la temporada, y también el ver quienes abandonaron al equipo por causa de las negociaciones o por causa del poco impacto que tuvieron durante la temporada. Y es emocionante porque te permite tener un panorama de lo que podría ser el equipo una vez que empiece la temporada regular en Septiembre. 

 

Muchas de las plegarias son escuchadas, como las de los aficionados de los Acereros de Pittsburgh que parece que tendrán finalmente un mariscal medianamente competente en Russell Wilson (de quien ya hemos hablado) que los ayude a regresar a sus días de triunfo en post-temporada, o Kirk Cousins que abandonó a los Vikingos de Minnesota para experimentar con los Halcones de Atlanta que parecen haber cubierto la única área de necesidad que les faltaba para convertirse en un oponente formidable.

 

Algunas otras situaciones parecen un verdadero signo de interrogación, como la poca resistencia que pusieron los Empacadores de Green Bay negociando con su mejor corredor al que terminaron despidiendo, o la decisión de los Gigantes de Nueva York de deshacerse de sus mejores jugadores a pesar de tener dinero para acomodarse en cuestión de números. También en este apartado se encuentran los Delfines de Miami, los Bengalíes de Cincinnati, y los Bills de Búfalo que más que reforzarse tuvieron que desmantelar a su personal que los llevó tan lejos esta temporada a causa de no tener como cubrir los millonarios contratos de otros jugadores.

 

Y hay situaciones que simple y sencillamente tienen más que ver con pensar en el futuro más que pagar contratos muy caros a veteranos, como los Patriotas de Nueva Inglaterra y los Vaqueros de Dallas que se han mantenido lejos de negociar con jugadores nuevos esperando encontrar en la clase de novatos a sus futuras estrellas. aunque no lo parezca es una situación inteligente, pues los novatos son jugadores que tienen un valor menor en cuestión de contratos, lo cual apuntaría a una reestructuración del equipo… lo cual suena bastante bien para los Patriotas, y no tanto para los entrenadores de los Vaqueros cuyo trabajo prácticamente pende de un hilo.

 

Todavía faltan varios jugadores para acomodarse y al día de hoy que tanto se escribe como se lee esta columna aún hay movimientos ocurriendo en la NFL. Muchos de ellos en aras de buscar jugadores más baratos o simplemente de renovar contratos para evitar pagar las exorbitantes sumas de dinero que de repente se reportan (cifras que rayan en los 100 millones de dólares por un total de 4 años sin contar bonificaciones, por ejemplo).

 

Al momento es lo que tenemos, y sinceramente me alegra mucho porque las conversaciones de la NFL siguen vivas, y es todo lo que vamos a tener durante unos meses a parte del draft porque luego vienen cosas bien ridículas como “revelar el calendario” y “la junta de los dueños” para mantener vivo al deporte y la verdad son cosas bien payasas. Ahorita todavía hay tema, entonces hay que aprovechar estas pequeñas emociones que nos da este egoísta deporte.