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Alberto Flores
El emparrillado

El Camino al Draft

La vida del jugador universitario es difícil. Asegurarse un puesto depende del desempeño, las calificaciones, la salud, el compromiso y el nivel de éxito que tiene el equipo según el aporte de cada jugador. Si es que se llegan a cumplir los objetivos planteados desde el reclutamiento del individuo, es entonces que podrá cumplir tiempo en el campo y podrá cumplir las espectativas de los personajes más importantes de la carrera colegial de todos los aspirantes a ser profesionales: Los visores. Un conjunto de individuos que trabajan de cerca con los equipos profesionales con el fin de encontrar talento que puedan pasar al siguiente filtro antes de volverlos parte de sus plantillas.

El siguiente filtro ocurre en dos fases: 

Primero, todos los años se celebra en Indianápolis el NFL Combine, donde se evalúan los mejores prospectos por su velocidad, resistencia, habilidad, fuerza y conocimiento del juego; para generar un perfil de fortalezas y debilidades para hacer más sencillo el proceso de selección. Durante 3 días divididos en diferentes bloques, los novatos demuestran ante visores y ejecutivos (y en ocasiones, agencias de talentos) lo mucho que físicamente pueden aportar al juego.

Luego está el Pro-Day. Este ocurre a lo largo de varios días en las escuelas de donde son originarios los prospectos. Aunque también se someten a pruebas físicas, este filtro puede ser más importante que el anterior, ya que quienes no fueron invitados al Combine o tuvieron un desempeño poco ideal pueden redimirse en un ambiente mucho más controlado. También ocurren entrevistas con los prospectos, lo cual ayuda a generar un perfil psicológico que complementa al físico, y puede dar panoramas más claros a los entrenadores de los equipos sobre si uno y otro jugador es la mejor elección para su proyecto.

Por muy bueno que sea el jugador en el campo, este filtro determina el valor del jugador, qué tan listo está para jugar, bajo qué contextos se encuentra para aportar al equipo que de manera inmediata y qué tan disponible se encuentra cuando los equipos los elijan a sus novatos. Incluso se puede ignorar completamente a varios jugadores por las entrevistas.

Si nos hemos dado cuenta, todos los jugadores se encuentran en situaciones donde constantemente tienen que caminar sobre cáscaras de huevo. Sus contextos, y las responsabilidades de cargar con las esperanzas económicas de sus familias los mantienen en situaciones donde la disciplina debe de ser impecable. Es lógico que, gracias a este estrés, los jóvenes poco a poco comiencen a desanimarse y vuelvan sus vidas una vez más a situaciones como el pandillerismo, la delincuencia y el desempleo... o que simplemente desarrollen varios temas de depresión más adelante en sus vidas.

Por el momento, concentrémonos en que por el momento ya no hay marcha atrás. Ese sueño, responsabilidad y enfoque está completamente hacia ser seleccionado. La duda es ¿dónde podran aportar y si están listos para dar el ancho?