El lunes pasado, el mundo de la NFL se despertó con una terrible noticia que hizo que a más de uno se le encogiera el corazón. El esquinero novato Khyree Jackson fue encontrado muerto a la edad de 24 años. Estaba a unos meses de hacer su debut con el equipo de los Vikingos de Minnesota, pero ya había firmado su contrato de 3 años como novato dentro de la organización.
El asunto de Kyree no está a discusión fue un accidente automovilístico, no importa quien tuviese la culpa, pero sí puedo imaginar que el joven se sentía en la cima del mundo con su contrato y toda su carrera profesional por delante. Disfrutando de lujos que con mucho esfuerzo y sacrificios pudo conseguir y con la esperanza de darse la vida que admiraba en videos musicales o en propaganda de productos que constantemente nos bombardean en los espacios públicos.
En un abrir y cerrar de ojos, por una cantidad de situaciones (en este caso un conductor que venía de frente a alta velocidad), el camino que recorremos en nuestro día a día puede acabar o truncarse de manera definitiva. Es lo único de lo que tenemos certeza: que nada es eterno. La cuestión es cuándo ocurrirá. Es esa incertidumbre y las pequeñas distracciones que utilizamos para ignorarla es lo que llamamos vida.
Si hay un sentido para la misma, yo diría que es vivirla y disfrutarla aunque eso implique tomar el riesgo de apostarla. Cada quien vive sus días en los contextos que tiene disponibles y depende de cada quien que esos contextos sean mejores o peores en medida de lo posible.
No somos nadie para juzgar como alguien vive su vida, porque desconocemos su origen su contexto, sus sueños, sus metas, sus logros, y mucho menos somos nadie para juzgar como elige enfrentarse con la muerte o aproximarse a ella. No sé que pasaba por la cabeza de Khyree en los últimos momentos antes de impactar su auto en la carretera, pero sí se que es un desafortunado accidente que no le permitió explotar su potencial, aunque seguramente tuvo excelentes momentos acompañado de su familia, amigos, compañeros y entrenadores hasta sus últimos momentos.
Es una desgracia y una tragedia. Ojalá la familia del jugador encuentre pronta recuperación y que sirva para que cada uno de nosotros sepamos que todo lo que tenemos puede acabar de un momento a otro. Y, miren, tampoco es justo exigirle a la gente que viaje o trabaje o conviva… muchos estamos a gusto en solitario y disfrutamos nuestros instantes a nuestra manera. Podemos disfrutar desde un viaje en un auto hasta una conversación con un amigo cercano. Si usted siente que no vive la vida por hacer lo que hacen los blancos en Instagram, no se preocupe, ya habrá oportunidad de sonreír cuando llegue a casa y lo salude muy entusiasmado su perrhijo.