La Plaza Garibaldi, símbolo vibrante de la música mexicana en la capital, vuelve a ser el escenario central donde los mariachis mantienen viva la tradición. En medio de los preparativos para las celebraciones del Grito de Independencia, la plaza se viste de colores patrios, mientras los músicos siguen ofreciendo su arte en un ambiente cargado de historia.
Margarito Bernardo Zaragoza, con 80 años de vida dedicada al mariachi, es uno de los grandes referentes de esta tradición. Sentado en un rincón de la plaza, y con su violín en mano, recuerda sus años en el Mariachi México 70, donde acompañó a leyendas como José Alfredo Jiménez y Cornelio Reyna. Para Margarito, el mariachi es una herencia familiar que comenzó en su infancia en Chapala, Jalisco, y que ha evolucionado a lo largo de su vida, aunque señala que la plaza y el repertorio han cambiado con el tiempo.
Jesús Chucho López, Secretario General del Sindicato Nacional de Mariachis, rememora los años dorados de la plaza en las décadas de 1960 y 1970, cuando la competencia amistosa entre músicos elevaba el nivel artístico. López, quien también formó parte del Mariachi México 70, lamenta que, aunque hay más mariachis hoy en día, la esencia y el fervor de aquellos tiempos son difíciles de replicar.
A pesar de los cambios, Garibaldi sigue siendo el corazón palpitante del mariachi. Juan Delgadillo Curiel, con más de 50 años de trayectoria, destaca que la plaza, aunque transformada, conserva su atractivo y sigue siendo un lugar especial para los músicos y los visitantes. Delgadillo, quien aprendió la música de su familia, celebra el ambiente festivo de septiembre y el entusiasmo del público, que refuerza el valor cultural y económico del mariachi en la vida de México.
Con información de: El Sol de San Luis