No tengo ni 2 semanas que escribí sobre los Jets de Nueva York y la situación de Aaron Rodgers en esta sección, y en esa ventana de tiempo el mariscal de los Jets se encargó de tumbar por completo todo chiste, argumento, duda que hubiera sobre como se maneja el equipo de los Jets.
Yo pensaba que la situación en la que un jugador tomara las decisiones administrativas, saltándose a todo el cuerpo de entrenadores era algo inconcebible… luego los Jets negocian con los Raiders de las Vegas el contrato del receptor y amigo íntimo de Aaron Rodgers, Davante Adams y me dan un elotazo en el hocico por ingenuo.
Con este movimiento, queda más que claro que Rodgers ha hecho y deshecho a los Jets a su conveniencia: desde su llegada en 2023 los Jets se parecen más a los Empacadores de Green Bay del 2020 en jugadores, más no en talento ni en cultura de equipo. Vamos, que hasta los entrenadores del equipo los puso Rodgers ahí… y en el caso del coach Robert Saleh, también los puede quitar.
Un receptor no soluciona el problema nuclear, que es darle el control a un jugador que evidentemente no quiere ni sabe jugar en equipo. El hombre es más un administrador de quinielas que un operador de equipos. Honestamente siento que carece de liderazgo, de la humildad y hambre de ganar que tanto caracteriza a Tom Brady. Puedo decir lo que quiera de Brady, pero sin importar que Rodgers sea sumamente talentoso pesa más los trofeos de Brady que las estadísticas de Rodgers. No lo digo yo, pueden ver la entrevista que quieran con alguno de los dos y se pueden dar cuenta en su lenguaje corporal y como hablan de sus compañeros. Por algo uno de ellos tiene 1 trofeo de Super Bowl y el otro llegó 10 veces a él, ganando 7.
Por muy talentoso y veterano que sea, a Rodgers le falta un equipo que le diga “NO”. Creo que las organizaciones de futbol americano tienen un enorme problema al ser tan permisivos con un jugador, usualmente el mariscal, solo porque piensan que esa es la respuesta a los problemas de identidad que tienen: Los Jets necesitaban un mariscal en 2022, llega Rodgers, deshace el equipo y a 2 años de eso (exceptuando el año pasado que Rodgers se lastimó), siguen sin ser un equipo verdaderamente contendiente.
El problema de los Jets es la desesperación. Les urge ser ese equipo de 1969 que tenía un mariscal con la actitud de Rodgers, pero que con menos de la mitad del talento los llevó al Super Tazón III. Les urge cumplir con sus fanáticos que cada vez se desencantan más del equipo. Les urge ser el equipo que represente a Nueva York porque los Gigantes están en peores condiciones actualmente.
Si los Jets quieren llegar lejos, va a tener que hacer en unos cuantos años más; deben dedicarse a reconstruir su franquicia y seguir el ejemplo de los Leones de Detroit que cambiaron desde sus uniformes hasta su cultura de equipo y en 3 años son los favoritos a ganar el trofeo Lombardi... porque así como la administración del PRI en México, no es fácil limpiar el desmadre que una figura autoritaria y déspota deja a su paso cuando piensa en su beneficio y se rige por el nepotismo.