El sake, considerado un símbolo profundamente arraigado en la cultura japonesa, ha sido reconocido por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Este vino de arroz, esencial en ceremonias y tradiciones sociales del país asiático, recibió el prestigioso reconocimiento en una reunión celebrada en Luque, Paraguay, donde se destacaron otras prácticas culturales globales.
“La elaboración del sake es más que un arte culinario; es un puente entre el pasado y el presente de Japón”, expresó Takehiro Kano, embajador japonés ante la UNESCO, al recibir la noticia. Kano destacó que la bebida no solo simboliza un regalo divino, sino también una herencia milenaria que data de al menos 1,000 años. El sake ha sido parte de la vida japonesa desde la era Heian, incluso mencionado en clásicos literarios como La historia de Genji.
Su proceso de producción combina ingredientes simples: arroz japonés, agua, levadura y koji, un moho especial que transforma los almidones en azúcares fermentables. Sin embargo, detrás de su aparente sencillez yace una técnica artesanal compleja que involucra semanas de cocción al vapor, fermentación y prensado. “Este reconocimiento es una oportunidad para renovar el interés por la bebida tradicional y destacar su importancia cultural”, añadió Kano.
El anuncio llega en un momento crítico para el sake, pues su popularidad en Japón ha disminuido entre los jóvenes, quienes prefieren alternativas como el vino, la cerveza o el whisky. No obstante, en el mercado global, especialmente en Estados Unidos y China, la exportación de sake ha crecido, generando ingresos anuales superiores a los 265 millones de dólares.
El primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, celebró el logro, felicitando a quienes han preservado esta tradición y subrayando su relevancia como parte del legado cultural japonés. Por su parte, Hitoshi Utsunomiya, líder de la Asociación Japonesa de Fabricantes de Sake y Shochu, expresó su esperanza de que este reconocimiento inspire a las nuevas generaciones a redescubrir el sake y sus variantes, como el shochu y el awamori.
La delegación japonesa cerró el evento con un brindis emblemático: una caja de ciprés llena de sake, reafirmando que esta bebida sigue siendo un nexo de identidad, orgullo y celebración para Japón.