Por Redacción Contra Réplica

Detenciones masivas en Siria: la caída de Assad expone décadas de abusos en prisiones

Familias desesperadas buscan a sus desaparecidos entre los cadáveres y registros de la prisión de Saydnaya, símbolo de la brutalidad del régimen de Bashar al-Assad.

La prisión de Saydnaya, dirigida por los militares sirios, es ahora el epicentro de una búsqueda desesperada por parte de familiares que intentan localizar a sus seres queridos desaparecidos durante el régimen de Bashar al-Assad. Este lugar, conocido como uno de los más notorios del mundo, fue abierto al público tras la caída del gobierno, revelando los horrores que allí ocurrieron: ejecuciones masivas, torturas sistemáticas y condiciones infrahumanas.

El abogado Ammar Al-Bara, quien ha estado ayudando a las familias en su búsqueda, presentó documentos oficiales de la prisión que muestran un panorama desolador. “El noventa y nueve por ciento de ellos están muertos”, afirmó al mostrar registros donde muchos detenidos aparecen como “ejecutados” o “muertos por enfermedad”. Entre los que buscan respuestas está Sadeq Al-Falaj, quien ha dedicado una década a encontrar pistas sobre su sobrino Jaber Al-Falaj, desaparecido tras ser arrestado en una residencia estudiantil en Damasco.

Saydnaya ha sido un símbolo de la brutalidad del régimen de Assad, acusado de torturar y ejecutar a prisioneros a escala industrial. En 2014, un informe de fiscales internacionales de crímenes de guerra reveló pruebas de que el régimen ejecutó al menos a 11,000 detenidos. Este reporte se basó en las impactantes fotografías filtradas por “César”, un fotógrafo militar sirio que logró sacar de contrabando miles de imágenes documentando los abusos.

En el Hospital de Damasco, la tragedia se materializa en montones de cadáveres recuperados de las prisiones. Amira Homsi, una residente de la capital, reconoció a su hijo Mohammed Faiz Abu Shakra entre los cuerpos gracias a unos tatuajes. Mohammed, un joven herrero de 20 años, había sido secuestrado en 2011. “Ojalá mis ojos se quedaran ciegos para no tener que ver esto”, expresó entre lágrimas.

La caída de Assad permitió a grupos rebeldes acceder a prisiones como Saydnaya, donde se descubrieron pruebas de ahorcamientos masivos. Según informes del Departamento de Estado de EE. UU., hasta 50 personas eran ejecutadas diariamente en este lugar. Las familias, desesperadas, exploran entre montones de ropa, bloques de celdas y registros administrativos en busca de respuestas.

Desde el inicio del levantamiento en 2011, decenas de miles de sirios desaparecieron en una red de detención operada por el régimen. Este fenómeno, que dejó una huella imborrable en las familias, ha sido denunciado por sobrevivientes y organizaciones internacionales como una política de torturas y detenciones masivas sin precedentes. A medida que los rebeldes gestionan la capital, los sirios enfrentan la difícil tarea de reconstruir una nación marcada por años de represión y abusos.

Además de las víctimas sirias, el régimen también se cobró la vida de extranjeros como el periodista estadounidense Austin Tice, quien desapareció en 2012 mientras cubría noticias en Damasco. La guerra civil, que desplazó a 12 millones de personas y dejó cientos de miles de muertos, sigue siendo un recordatorio del costo humano de la brutalidad de Assad.

En medio de esta devastación, las familias siguen buscando, excavando entre el pasado y el presente en busca de esperanza. En una celda de Saydnaya, un prisionero grabó las palabras “Algún día”, dejando un mensaje que, a pesar de todo, sigue resonando en aquellos que buscan justicia y verdad.

Con información de Infobae.