En 2024, el movimiento impresionista cumple 150 años de haber revolucionado el arte moderno, una efeméride que se celebra en todo el mundo con exposiciones y homenajes. En este contexto, el Museo de Arte de Dallas (DMA) presentó la muestra “The Impressionist Revolution from Monet to Matisse”, que se exhibió del 11 de febrero al 3 de noviembre y que ahora llegará a la Ciudad de México bajo el título “La revolución impresionista: De Monet a Matisse del Museo de Arte de Dallas”.
La exposición, curada por Nicole R. Myers, se presentará en el Museo del Palacio de Bellas Artes (MPBA) del 25 de marzo al 27 de julio. De las 90 piezas que conformaron la muestra original en Dallas, la mitad viajará a México, incluyendo obras de grandes maestros como Claude Monet, Édouard Manet, Vincent van Gogh, Pierre-Auguste Renoir y Edgar Degas, entre otros.
La muestra conmemora el sesquicentenario de la primera exposición impresionista, realizada en 1874 en los salones del fotógrafo Nadar en París. Aquel evento, organizado por la Sociedad Anónima Cooperativa de Pintores, Escultores y Grabadores, reunió a 31 artistas que desafían las normas académicas de la época. Entre las obras presentadas estaba “Impresión: Sol naciente”, de Claude Monet, cuadro que, tras un comentario despectivo del crítico Louis Leroy, terminó por dar nombre al movimiento.
En Dallas, la exposición exploró los orígenes rebeldes del impresionismo y su impacto en el arte moderno, destacando las técnicas experimentales y los temas que marcaron un nuevo rumbo en la creación artística a finales del siglo XIX y principios del XX. La muestra también rastreó la influencia del movimiento en generaciones posteriores de artistas, desde Paul Gauguin y Van Gogh hasta Piet Mondrian y Henri Matisse.
“La revolución impresionista…” se divide en cuatro núcleos temáticos que guían al espectador a través de la evolución del movimiento y su legado:
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Rebeldes con causa: Aquí se presentan obras como “Le Pont Neuf”, de Monet, y “Place du Théâtre Français: Efecto niebla”, de Camille Pissarro, que muestran cómo los impresionistas capturaron la vida moderna con pinceladas sueltas y colores vibrantes.
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Notas de campo: Este apartado explora la técnica de pintar al aire libre, con piezas como “El río Sena en París”, de Paul Signac, y “Valle Buona, cerca de Bordighera”, de Monet, que reflejan la luz y el movimiento con pinceladas fragmentadas.
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Efectos secundarios: Destaca la influencia del impresionismo en artistas como Van Gogh y Gauguin, quienes llevaron el color y la forma a nuevos niveles de expresión, como se aprecia en “Gavillas de trigo” y “I Raro te Oviri (Bajo el pandanus)”.
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Para siempre: Este módulo muestra cómo el legado impresionista inspiró movimientos como el cubismo y el fauvismo, con obras como “Naturaleza muerta: Ramo de flores y frutero”, de Matisse, y “Barcos pesqueros en L’Estaque”, de André Derain.
La curadora Nicole R. Myers explicó que la exposición busca ir más allá de los orígenes del impresionismo para explorar su impacto en los movimientos vanguardistas posteriores. “El impresionismo suele separarse de la explosión de los diferentes modernismos que proliferaron a finales del siglo XIX y principios del XX. Sin embargo, su influencia es más compleja y se extiende hasta el cubismo y el fauvismo”, señaló.
Myers destacó que la muestra no solo celebra a los artistas que adoptaron o adaptaron los postulados impresionistas, sino también a aquellos que reaccionaron en contra de ellos. “Esta es la historia que relata nuestra exposición”, afirmó.
Con esta exposición, el Museo del Palacio de Bellas Artes se suma a las celebraciones globales por los 150 años del impresionismo, ofreciendo al público mexicano la oportunidad de adentrarse en una de las revoluciones artísticas más importantes de la historia.