Al menos 21 personas murieron y varias más resultaron heridas por los primeros ataques de la nueva operación militar ordenada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contra posiciones de la insurgencia hutí en Saná, la capital de Yemen.
Trump ordenó ataques militares contra los rebeldes hutíes de Yemen en represalia por las acciones del grupo contra barcos en el mar Rojo, y advirtió que “el infierno lloverá sobre ustedes” si no dejan de atacar barcos comerciales y buques de guerra estadunidenses.
El Ministerio de Salud de las autoridades hutíes confirmó el balance del ataque al canal de televisión panárabe Al Mayadin, y denunció que todas las víctimas son civiles.
“Condenamos los ataques contra civiles e infraestructuras civiles, calificándolos de crimen de guerra en toda regla y una flagrante violación del derecho internacional”, manifestó el departamento en un comunicado.
Estados Unidos lanzó una “acción militar decisiva y poderosa” contra los rebeldes hutíes en Yemen, confirmó Trump en su red Truth Social. “Utilizaremos una fuerza letal abrumadora hasta que hayamos conseguido nuestro objetivo”, agregó.
Los ataques ocurrieron pocos días después de que los hutíes anunciaron planes para reanudar la ofensiva contra barcos israelíes que transitan por los mares Rojo y Arábigo, el estrecho de Mandeb y el golfo de Adén, en una muestra de su apoyo a los palestinos de Gaza.
Los hutíes lanzaron más de 100 ataques contra las navegaciones desde noviembre de 2023, pero los detuvo durante la primera fase del acuerdo de alto al fuego entre Israel y Hamás.
Durante el periodo de ataques, el grupo hundió dos buques, se apoderó de otro y mató al menos a cuatro marinos. Además, interrumpió el transporte marítimo mundial, obligando a las empresas a desviar sus rutas hacia trayectos más largos y caros por el sur de África.
El grupo rebelde, apoyado por Irán y que controla amplias franjas de Yemen, alegó que decidió volver a atacar porque Israel no había permitido que se reanudase el suministro de ayuda a la Franja de Gaza, devastada por la guerra entre Israel y el movimiento islamista palestino Hamás. El abastecimiento de ayuda fue bloqueado el 2 de marzo.