El periodista palestino Hossam Shabat, uno de los más reconocidos por su cobertura de la guerra en el norte de Gaza, murió este lunes tras un ataque israelí contra su vehículo en la localidad de Beit Lahia, según confirmó la Oficina de Medios del Gobierno de Hamás.
Shabat, colaborador de Al Jazeera —una de las pocas cadenas con reporteros locales en Gaza, tras la prohibición israelí a la prensa internacional—, se convierte así en el periodista número 208 asesinado por fuerzas israelíes desde el 7 de octubre de 2023, según el recuento de las autoridades gazatíes.
El ataque ocurre en medio de la reanudación de los bombardeos israelíes, que han dejado más de 700 palestinos muertos y 1.400 heridos en los últimos seis días, tras el fin del alto el fuego el 18 de marzo.
Un video difundido tras el ataque muestra a Shabat tendido en el suelo junto a su automóvil destruido, mientras otro colega informa entre lágrimas. Preguntado por EFE, el Ejército israelí aseguró estar "revisando" lo sucedido, pero no se pronunció sobre su responsabilidad.
En octubre de 2023, Israel acusó a Shabat y otros cinco periodistas de Al Jazeera de ser "agentes de Hamás y la Yihad Islámica", alegando tener documentos que lo probaban. Sin embargo, Reporteros sin Fronteras (RSF) desmintió acusaciones similares en el caso de otro reportero asesinado, señalando inconsistencias en las pruebas israelíes.
Shabat es el segundo periodista muerto este lunes en Gaza, después de Mohammed Mansour, del canal Palestine Today. La víspera, un bombardeo israelí había matado a cuatro comunicadores más, en lo que fue el ataque más letal contra la prensa durante la tregua vigente entre enero y marzo.
Según el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ), Israel es responsable del 70% de los asesinatos de informadores en 2024, con 85 muertos (82 en Gaza y 3 en Líbano). La guerra ha convertido este año en el más mortífero para la prensa en tres décadas, con 124 profesionales asesinados a nivel global.
Mientras las bombas siguen cayendo, la comunidad internacional cuestiona la impunidad de estos ataques, que han silenciado a decenas de voces clave para entender el costo humano del conflicto.