Detectar la enfermedad de Parkinson antes de la aparición de los primeros síntomas podría convertirse en una realidad gracias a un análisis de sangre desarrollado por científicos de la Universidad Hebrea de Jerusalén. El estudio, publicado en la revista Nature Aging, propone un método mínimamente invasivo capaz de identificar biomarcadores específicos con una precisión diagnóstica del 86%.
De acuerdo con la Mayo Clinic, el Parkinson es un trastorno progresivo del movimiento que afecta al sistema nervioso, y cuyos síntomas —como temblores o rigidez— suelen manifestarse de forma lenta y gradual. Por ello, uno de los grandes retos médicos es detectar la enfermedad en su fase presintomática, cuando aún es posible aplicar terapias que puedan modificar su curso.
El equipo de investigación, encabezado por la profesora Hermona Soreq y el doctorando Nimrod Madrer, analizó fragmentos de ARN de transferencia (tRF) en la sangre. Descubrieron dos biomarcadores clave: un aumento en los tRF asociados con el Parkinson (RGTTCRA-tRF) y una disminución en los tRF mitocondriales (MT-tRF). Estos cambios moleculares permiten diferenciar a los individuos que desarrollarán la enfermedad de aquellos sanos, incluso antes de que los síntomas aparezcan.
“El descubrimiento representa un avance importante en nuestra comprensión del Parkinson”, afirmó Soreq. “Este análisis de sangre no solo es preciso, sino también económico y accesible para ser implementado en diversos entornos médicos”.
En pruebas realizadas con muestras internacionales, incluyendo la Iniciativa de Marcadores de Progresión del Parkinson, la prueba superó otros métodos actuales en cuanto a precisión. Además, los niveles de RGTTCRA-tRF se redujeron en pacientes sometidos a estimulación cerebral profunda, lo que vincula estos biomarcadores con el proceso neurodegenerativo y las respuestas al tratamiento.
Por su parte, Nimrod Madrer destacó que actualmente el diagnóstico suele darse cuando el daño cerebral ya es avanzado. “Nuestra prueba podría aliviar la incertidumbre de pacientes y médicos, al ofrecer una herramienta confiable para identificar la enfermedad en etapas tempranas”.
Dado que el Parkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más común en el mundo, este avance no solo ofrece esperanza para mejorar las tasas de detección, sino que también plantea nuevas posibilidades clínicas para tratar la enfermedad antes de que progrese de manera irreversible.