La guerra comercial entre China y Estados Unidos ha dado un nuevo giro, esta vez en el terreno del entretenimiento. El gobierno chino anunció que detendrá las importaciones de películas de Hollywood, una medida que amplía las represalias más allá de los aranceles y pone en la mira a los servicios culturales estadounidenses.
La administración de cine de China señaló que el “abuso de aranceles” por parte del gobierno de Donald Trump ha reducido el entusiasmo del público chino hacia las producciones estadounidenses. La medida no representa una prohibición total, pero sí marca un endurecimiento de las condiciones para el ingreso de estas cintas, lo que podría impactar gravemente a la industria cinematográfica de Estados Unidos.
Uno de los primeros efectos fue visible en el desplome bursátil de Disney, cuyo valor de mercado cayó 13% en abril, con una pérdida de 23 mil 500 millones de dólares en la Bolsa de Nueva York. La empresa, uno de los mayores emporios del entretenimiento mundial, depende en gran medida del mercado chino, el segundo más importante para el cine después del estadounidense.
Desde 1994, cuando se aprobó el primer estreno de una película de Hollywood en China, los estudios estadounidenses han considerado a este país como un motor clave de crecimiento, especialmente ante la saturación de la taquilla occidental y el auge de las plataformas de streaming. Sin embargo, en años recientes, los reguladores chinos han restringido el número de estrenos, en parte por cuestiones políticas y culturales.
En 2018, China aprobó más de 60 estrenos estadounidenses. Desde entonces, el número ha caído de forma constante. Según expertos, como Carlos Ponce, director de SNX, la medida actual podría ser solo el inicio de una serie de represalias que incluirían viajes, regalías de propiedad intelectual y servicios de transporte.
Así, mientras Estados Unidos aplica aranceles récord, China responde con restricciones culturales que reflejan una guerra comercial cada vez más multifacética.