Por Kenia Hernández / Fotografía Salvador Hernández

Procesión del Silencio, patrimonio de luto que allana corazones

Hoy, el altar del altísimo, está ausente del cuerpo del hijo de Dios.

Desde temprano, las sillas formadas marcaban el espacio de cientos de feligreses que, al punto de las 20:00 horas, serían testigos del silencio centenario, el ritual posterior a la crucifixión de Jesús de Nazaret, rey de los judíos.

Hoy, el altar del altísimo, está ausente del cuerpo del hijo de Dios. El pueblo de cristianos y católicos está de luto. Viernes santo, desde que arrancó la mañana, las calles estaban vacías a pesar de ser días de asueto. En su lugar, las filas de creyentes observaban la representación de la pasión de Cristo en diversas iglesias, de todos los municipios y en todo México. 

La traición de Judas Iscariote, la negación de Pedro el discípulo, la liberación de Barrabás el ladrón y, así, las manos que Pilato se lavó, por miedo al César terrenal, pero mayor temor a la palabra del divino; todo, para cumplir la profecía del hijo de Dios. Quién vino a enseñarnos el amor fraternal y, según los católicos, con su sacrificio lavar los pecados de la tierra.

"Todo el dolor del mundo está representado en la cruz de Jesús, debo como cristiano permanecer cercano y solidario con el mundo. Para que nunca seamos indiferentes al dolor de los demás. Que el señor nos dé un corazón solidario", señaló el padre, al interior de la Capilla de Nuestra Señora de Loreto. 

"Jesús el hijo de Dios es nuestro supremo sacerdote, que hoy, ha ascendido a los cielos acerquémonos con gracia al trono divino", leían al presidio de una lectura de palabra sin el santísimo. 

Al observar la capilla, que en un coro de penitencias de celestial tono, tenían cubiertos en sus estantes, las figuras de los santos. Solo permanecen sobre las cabezas de los oyentes, la virgen María y su hijo, por quien padeció.

La tradición que perdura

Considerada como la segunda más importante a nivel mundial, la procesión del silencio en San Luis Potosí, tiene registros desde 1815. Y le pisa los pies a Sevilla, en el país que sembró el catolicismo en México, España. Hoy es reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado.

Apenas cayó la tarde, en el atrio de la Iglesia del Carmen los devotos se agruparon en bullicio. Sentados en banquitos y sobre sus rodillas, los niños esperaban expectantes un espectáculo. Turistas internacionales intercambiaban signos y señas, mientras los locales platicaban la rutina del recorrido. 

Al sonar el clarín del Centurión, el llamado a la puerta del Templo abrió el paso de las cofradías que estaban amuralladas por lanzas y soldados. Con más de dos mil pasos alrededor de 3.5 kilómetros; la Procesión del Silencio dio inicio a su luto por el Centro Histórico.

Con la sensibilidad de quién interpreta un arte teatral religioso, las más de 39 cofradías penitenciales reviven en cronología, los 23 pasos del misterio del Vía Crucis. En sus prendas lucen los colores de su parroquia y llevan un encapuchado como símbolo de luto y humildad.

La pasión de Cristo y su enseñanza en el mundo moderno

Tras el sacrificio del único hijo de Dios, la cruz se convirtió en la causa de la salvación eterna. Jesucristo, lejos de su reino celestial, cumplió el mando de sembrar la fraternidad entre sus hermanos en la tierra.

En estos tiempos de tantas formas de violencia, un llamado profesado en las capillas resuena en los corazones de los feligreses. Que la violencia no se responda con más violencia, pero que tampoco se ignore. Más bien, con la serenidad del nazareno que cuestionó a los soldados que lo azotaron, preguntar, "si yo no te he ofendido, ¿por qué me pegas?". 

"La paz no es posible si no hay gente amante de la paz..vamos a construir la paz en la medida que sepamos expresarnos adecuadamente, serenamente, firmemente", señaló el padre en la Capilla de Nuestra Señora de Loreto.