Durante las vacaciones en Nueva Gales del Sur, Australia, el fuerte oleaje ha puesto en riesgo la vida de los bañistas y provocado ya la muerte de cinco personas, lo que ha encendido las alertas de las autoridades locales. Los decesos ocurrieron en playas que habían sido previamente señaladas como peligrosas por los servicios de emergencia.

A pesar de las advertencias constantes sobre las condiciones adversas del mar, muchos visitantes decidieron entrar al agua, desoyendo los llamados de precaución emitidos por personal de salvavidas, Protección Civil y medios oficiales. Las autoridades lamentaron que las víctimas no acataran las recomendaciones, lo cual, aseguran, pudo haber evitado las tragedias.

Ante la situación, el gobierno estatal ha reforzado el monitoreo en las playas, y se han emitido nuevas alertas para que tanto turistas como locales abandonen las zonas costeras por seguridad. También se ha solicitado a los ciudadanos actuar con responsabilidad y evitar conductas que pongan en riesgo su vida y la de otros.

Las playas continuarán cerradas mientras persistan las condiciones de alto oleaje. Equipos de emergencia, salvavidas y policía marítima trabajan coordinadamente para garantizar la seguridad, pero insisten en que la colaboración de la población es clave para prevenir más tragedias