Por Cindy Palencia

El Vaticano entra en etapa de transición tras la muerte del Papa Francisco

El cardenal Kevin Farrell asume temporalmente la administración de la Iglesia mientras se organiza el cónclave para elegir al nuevo pontífice.

Tras el fallecimiento del Papa Francisco, la Iglesia Católica ha iniciado un periodo de sede vacante. En este tiempo, el cardenal irlandés Kevin Farrell, quien desde 2019 ocupa el cargo de camarlengo, queda a cargo de los asuntos administrativos del Vaticano. Su papel es clave en la organización de los actos funerarios y en la convocatoria del próximo cónclave que elegirá al sucesor en el trono de San Pedro.

La función del camarlengo no implica ejercer como líder espiritual, pero sí asumir la administración interna del Vaticano. Farrell, de 77 años, es responsable de verificar oficialmente la muerte del Papa, coordinar los nueve días de ceremonias conocidas como novendiales, y tomar posesión simbólica de las propiedades papales. Junto con el colegio cardenalicio, también determinará la fecha del cónclave, que deberá celebrarse entre 15 y 20 días después del fallecimiento.

Durante este periodo, todos los altos funcionarios de la Curia Romana cesan sus funciones, quedando únicamente el camarlengo para dar continuidad a los asuntos urgentes. Las decisiones estructurales o espirituales quedan suspendidas hasta la elección del nuevo pontífice, conforme a las disposiciones establecidas por la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, emitida por Juan Pablo II en 1996.

En cumplimiento de los deseos del Papa Francisco, sus restos no serán sepultados en las grutas vaticanas como marca la tradición, sino en la basílica de Santa María la Mayor, en Roma. Mientras tanto, la Iglesia entra en un tiempo de reflexión, oración y organización para elegir a quien será el próximo guía espiritual de más de mil millones de católicos en el mundo.