En medio de un panorama económico incierto, las materias primas emergen como instrumentos fundamentales para la protección y diversificación de inversiones globales. De acuerdo con un análisis de la plataforma Exness, estos recursos naturales —como metales, productos agrícolas y fuentes de energía— jugarán un papel decisivo en la evolución económica durante 2025, impulsados por factores como la persistente inflación, los conflictos geopolíticos y las secuelas de las disrupciones en las cadenas logísticas.
Entre los metales, la plata destaca por su creciente demanda en sectores como la energía solar y los vehículos eléctricos, alcanzando un precio de 33.6 dólares por onza, con un alza del 17 % en lo que va del año. Otros metales industriales, como el aluminio, el zinc y el níquel, también presentan proyecciones positivas, en particular el aluminio, con un crecimiento estimado del 6.3 %. El cobre, aunque enfrentará un exceso de oferta, mantendrá su relevancia estratégica en construcción, electrónica y energías limpias.
En el sector energético, se anticipa una estabilización en los precios del petróleo debido a una sobreoferta global. No obstante, las energías renovables como la solar y la eólica continuarán posicionándose como opciones sostenibles y rentables para inversionistas. Mientras tanto, en el ámbito agrícola, el café y los cereales seguirán siendo activos clave debido a su alta demanda global y condiciones climáticas variables en zonas productoras como Brasil.
Finalmente, minerales como el litio y las tierras raras serán esenciales para la industria tecnológica y la transición energética, aunque su creciente demanda podría intensificar disputas internacionales por su acceso. El informe de Exness concluye que, ante un panorama global volátil, estas materias primas representan tanto desafíos como oportunidades para inversionistas, industrias y gobiernos.