El presidente interino de Siria, Ahmad al-Sharaa, llegó este miércoles a París para reunirse con su homólogo francés, Emmanuel Macron, en su primera visita oficial a Europa desde que asumió el poder en enero tras el derrocamiento de Bashar al-Assad. La reunión marca un posible acercamiento entre Siria y Occidente, mientras el país busca apoyo internacional para su reconstrucción y estabilidad política.

Al-Sharaa, líder del grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS), aún bajo sanciones por su pasado vinculado al terrorismo, obtuvo una exención especial de la ONU para viajar a Francia. Durante el encuentro, se espera que ambos mandatarios discutan temas como la reconstrucción posguerra, cooperación económica en sectores clave como aviación y electricidad, y la situación de seguridad regional, incluyendo las relaciones con Líbano y los ataques aéreos israelíes. 

La visita ocurre en un contexto de renovada violencia sectaria en Siria, donde recientes enfrentamientos entre fuerzas leales a al-Sharaa y comunidades minoritarias, como los drusos y alauitas, han dejado más de mil muertos. Estas tensiones han generado preocupación entre las minorías religiosas sobre posibles persecuciones bajo el nuevo gobierno predominantemente sunita. Al-Sharaa ha prometido repetidamente igualdad de trato para todos los sirios, independientemente de su religión o etnia. 

Francia, que rompió relaciones con Assad en 2012, ha comenzado a restablecer contactos diplomáticos con las nuevas autoridades sirias, incluyendo el nombramiento reciente de un encargado de negocios en Damasco. La Unión Europea también ha iniciado el alivio de algunas sanciones, suspendiendo medidas que afectaban a sectores como el petróleo, gas y transporte. 

Sin embargo, Estados Unidos aún no ha reconocido formalmente al gobierno de al-Sharaa, y HTS continúa siendo considerado una organización terrorista por Washington. A pesar de ello, en enero, el Departamento del Tesoro emitió una licencia general que autoriza ciertas transacciones con el gobierno sirio, incluyendo ventas de energía y transferencias incidentales. 

La reunión en París es vista como una prueba clave para evaluar la disposición de Europa a comprometerse con el nuevo liderazgo sirio y podría influir en futuras decisiones sobre el levantamiento de sanciones y la provisión de ayuda para la reconstrucción de un país devastado por 14 años de conflicto.