Por Redacción Contra Réplica

Después de más de un siglo, los fieles vuelven a venerar públicamente los restos de Santa Teresa de Jesús

Por primera vez desde 1914, el sepulcro de la santa carmelita ha sido abierto a la devoción pública en Alba de Tormes, donde permanecerá expuesto hasta el 25 de mayo.

En un hecho sin precedentes en más de cien años, los restos de Santa Teresa de Jesús han sido expuestos para su veneración pública en la localidad de Alba de Tormes, Salamanca. La apertura del sepulcro, que alberga el cuerpo de la santa carmelita, tuvo lugar este domingo 12 de mayo y marca un momento histórico en la devoción teresiana, pues no se registraba una iniciativa similar desde 1914.

Los fieles podrán acercarse al sepulcro de Santa Teresa hasta el próximo 25 de mayo, en un horario ininterrumpido de 9:00 a 22:00 horas, en la basílica de la Anunciación, donde descansan sus restos desde hace siglos. La urna que contiene su cuerpo, protegida por una cubierta de vidrio, conserva la disposición de la última apertura autorizada a inicios del siglo XX, cuando fue mostrada en privado con motivo del cuarto centenario de su nacimiento.

La exposición actual, sin embargo, representa la primera ocasión desde su fallecimiento en 1582 en la que se permite la veneración pública del sepulcro por un periodo prolongado. La decisión responde al deseo de ofrecer a los peregrinos una oportunidad de encuentro espiritual con una de las figuras más influyentes del misticismo cristiano.

Miguel Ángel González, prior de los Carmelitas Descalzos de Salamanca y Alba de Tormes, invitó a los asistentes a ir más allá de la dimensión visual del acto. “No se trata solo de mirar un cuerpo incorrupto, sino de acoger el testimonio profundo de una vida entregada a Dios. Santa Teresa sigue hablándonos con su vida, su palabra y su santidad”, señaló.

A lo largo de su vida, Santa Teresa de Jesús, también conocida como Santa Teresa de Ávila, reformó la orden del Carmelo, fundó numerosos conventos y dejó una obra espiritual de gran profundidad, entre ellas “El libro de la vida” y “Las Moradas”. Su legado la llevó a ser proclamada Doctora de la Iglesia en 1970, siendo la primera mujer en recibir tal distinción.

Desde su muerte, el cuerpo de la santa ha sido trasladado y conservado en distintas ubicaciones dentro del convento. En 1760, sus restos fueron colocados en una urna donada por los reyes de España, y desde entonces permanecen custodiados junto a reliquias como su corazón y un brazo incorrupto.

La apertura del sepulcro para la veneración pública subraya el renovado interés por su figura y espiritualidad, en un momento en que muchos buscan inspiración en su mensaje de oración, contemplación y reforma interior.