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Gustavo Candia
Opinión

Dichos que nos cuestan...

En política exterior, como en la vida, hay silencios que pesan más que los discursos discursos que pesan lo que dicen, y porque digo esto querido lector, pues después de ver la poca madurez discursiva de SU PRESIDENTE, esa que primero muy brava y después muy mansita acompañada de Gerardo Fernández Noroña, otro campeón de la palabra suelta, el gladiador del insulto fácil y la ofensa de exportación, que en estos días se han vuelto virales por sus polémicas declaraciones en cuanto al tema de las protestas de Los Ángeles, nos queda claro que eso de votar con el estómago, no deja nada bueno.

Pues en los últimos días, mientras Claudia Sheinbaum intentaba improvisar como jefa de Estado, se topó con una realidad que no aparece en los discursos de Zócalo lleno de acarreados, pues la diplomacia internacional no es un mitin de lambiscones. Pues con su cansada  y ya poco graciosa justificación de que fue la presidente mas votada en la historia, se lanzó en favor de las manifestaciones de nuestros compatriotas y migrantes que están siendo perseguidos en Estados Unidos, el tema no es discurso patriotico y humanitario, el fondo del asunto es que lo manifiesta cuando esta viendo que son protestas que tienen en jaque a la ciudad de Los Ángeles, el tema de violencia es tal, que Trump ha enviado tropas a reforzar la seguridad de la ciudad, habiendo muertos y detenidos, no por nada cuando desde Washington alzaron una ceja, y con ellos, varios senadores, una gobernadora y hasta voceros del Departamento de Estado, Claudia se puso nerviosa como tío en su fiesta por haber salido del anexo, exhibiendo como siempre su ridiculez de talla mundial que hasta la obligó a retractarse y moderarse de sus dichos.

Pasó de llamar a la movilización contra el racismo y el odio a declarar que “busca evitar confrontaciones por el bien de México”. ¿Cómo fue ese paso? De bravura a mansedumbre. De presidenta en campaña a embajadora de terciopelo. De agitadora con micrófono a señora que prefiere “no hacer olas”. Y mientras Claudia Sheinbaum intentaba mantener la tensa cuerda diplomática con Estados Unidos tras las protestas en Los Ángeles, Noroña, que, para sorpresa de nadie, se lanzó como cuete de fiesta patronal contra senadores estadounidenses que osaron criticar las movilizaciones de migrantes convocadas desde México, según el muy firme: “¡No se van a meter con México!”, como si estuviéramos en 1847 y él fuera el General Anaya en plena Batalla de Churubusco.

Lo que no entendió es que mientras él buscaba parecer valiente, Claudia ya estaba midiendo el tono con el Departamento de Estado para que no le congelen las visas diplomáticas.

Noroña y Claudia llevan, ya tiempo, intentando construir un capital político con lo mas bajo que hay, que es la división, segregación y confrontación dentro y fuera del país.

Como si provocar a nuestros principales socios comerciales y culturales fortaleciera la soberanía nacional. Lo que no ven, o no quieren ver, es que mientras ellos azuzan fuegos, nosotros como mexicanos y nuestros compatriotas pagamos los platos rotos de sus estúpidos pasos en la arena tanto nacional como internacional, pues les recuerdo que gracias a los dichos de este par, se gravo con un 15% las remesas que se envíen a México.