La empresa aeroespacial SpaceX, propiedad de Elon Musk, rechazó categóricamente las recientes acusaciones del gobierno mexicano que la señalan de contaminar zonas fronterizas con restos de basura espacial tras sus lanzamientos fallidos. A través de un comunicado en la plataforma X, la compañía afirmó que sus materiales no representan riesgos químicos ni biológicos para el ambiente ni la población.
Estas declaraciones surgieron después de que la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, denunciara que los fragmentos de los prototipos de Starship, algunos de los cuales explotaron durante pruebas, cayeron en territorio mexicano, afectando ecosistemas sensibles y áreas agrícolas. En respuesta, SpaceX aclaró que ha intentado recuperar estos residuos, aunque ha enfrentado obstáculos por la interferencia de terceros no autorizados.
La empresa destacó que mantiene comunicación con las autoridades mexicanas para asegurar el retiro de los escombros y se mostró dispuesta a cooperar en la devolución y limpieza de las zonas afectadas. Además, solicitó al gobierno local y federal validar sus derechos para llevar a cabo las operaciones de recuperación en el país.
Mientras tanto, las investigaciones oficiales mexicanas continúan para evaluar el impacto ambiental causado por los residuos espaciales, concentrándose en la presencia de tanques de propulsor y fragmentos metálicos en áreas como la playa Bagdad y el río Bravo. La proximidad de la base de SpaceX, ubicada a solo 40 kilómetros de la frontera, mantiene el foco en esta controversia que enfrenta la compañía.