Apenas hace unas semanas parecía algo irreal que las medidas de cuarentena y distanciamiento social que han implementado otros países ante la contingencia sanitaria fueran a llegar a ser aplicadas en San Luis Potosí. Sin embargo, a finales de marzo, gran parte de la ciudad se encuentra en resguarda y paralizada por el Covid 19.
Muchos expertos como el subsecretario de salud el Doctor Hugo Lopez Gatell Ramírez, pasaron de las recomendaciones a la instrucción clara a la ciudadanía “quédense en casa”. Pero que complicado pareciera ser obedecer dichas directivas para muchas empresas potosinas.
Y es que, aunque es cierto que muchos negocios no pueden darse el lujo de cerrar sus puertas o dejar de producir en la industria, también es cierto que ha faltado mucha imaginativa por parte de los líderes empresariales para mantener a sus empleados trabajando desde casa.
Y es que el concepto de “home office” es una visto con desconfianzas por los patrones potosinos, casi de la misma forma que les parece desconocido la obligatoriedad de garantizar seguro médico y prestaciones mínimas para sus trabajadores, que, en muchos casos ya están acostumbrados a laborar en la precariedad desde mucho antes que llegara el infame Coronavirus.
Es lamentable ver empresas donde trabajadores que podrían hacer sus actividades resguardados en sus hogares lo siguen haciendo de manera presencial por un tema de desconfianza por parte de sus patrones, pero aún más lamentable, es ver cómo una gran parte de la clase política se desapareció de los reflectores y dejaron atrás su postura como líderes en la sociedad a cargo de sus subordinados.
Sin ánimos de politizar este espacio, lo cierto es que falta mucha sensibilidad por parte de empresarios en la sociedad potosina. Algunos incluso queriendo lucrar con la tragedia ya sea vendiendo productos sanitizantes a precios abusivos, o, aún más macabro aquellos que lanzaron campañas para auxiliar a la sociedad haciendo uso de sus ya explotados trabajadores.
Por donde lo vea lector, una realidad inaludible es que a muchos empresarios no les importa la salud de sus trabajadores ni las condiciones en que trabajan, tema que pareciera no es tocado cuando las autoridades le piden a la sociedad civil que se mantenga en casa el mayor tiempo posible.
Pero, ¿solo se comporta así la iniciativa privada o también los entes gubernamentales?, si bien la ciudad no puede paralizarse por falta de personal y se requiere de personal operativo como los policías, paramédicos, médicos, enfermeras, y sí hasta los recolectores de basura, las autoridades deben comprometerse a preocuparse del bienestar y la salud de los servidores públicos.
Durante estos días de crisis hemos visto que no todas las dependencias están cumpliendo, por ejemplo en la capital los recolectores de basura solo portarán cubrebocas y debido al desempeño de sus actividades, imposible que utilicen sanitizante cada que entren en contacto con los desechos, en este caso el ayuntamiento capitalino queda a deber mucho, porque no se les dotará trajes especiales, pero tampoco contempla un programa preventivo dirigido a la población para que aprendan a separar los desechos y así facilitar los trabajos de los recolectores.
Y ni hablar del antialcohol que, con tal de recaudar los policías seguirán saliendo a revisar a los pocos irresponsables que se rehúsan a quedarse en casa.
En Servicios de Salud, no hay excepciones ya que justo el hospital “habilitado”, según, para tratar a los pacientes que den positivo al Covid-19 no cuentan con los insumos necesarios para tratar a los pacientes y lo peor, gran parte del personal no cuentan con servicios médicos.
¿Para cuándo se capacitará a los líderes de hoy en preocuparse por la salud de su personal? Quizá se espera a que las estadísticas los hundan, pero hasta entonces, los empleados no dejan de ser números para quienes los contratan.