POR OLGA OMAÑA
La ciudad de San Luis Potosí tiene grandes atractivos, en el Centro Histórico encontramos principalmente recintos culturales, arquitectura emblemática, turismo religioso y ahora con una nueva campaña de repoblación en la zona -que entre otras cosas ha brindado un espacio vigilado y ambiente “apto” para asentar negocios- también hay nuevos restaurantes, bares, comercios en general e incluso algunos hostales u hoteles boutique.
Estamos a favor, por supuesto, la idea gusta y además se ve muy bien luego de lo desolado que lucía durante los picos más altos de la pandemia. Pero, sí, desafortunadamente hay uno.
Hablemos de la zona del Centro Histórico que el gobierno municipal no retrata.
Tengo más de 10 años viviendo en el Centro de San Luis Potosí, durante ese tiempo, no he visto disminuir el número de personas que habitan en las calles, por el contrario, en pandemia proliferaron las personas sin hogar. En mi caminar no he visto nada extraordinario, duermen en cartones o sobre banquetas, orinados muchas veces. Solo cuando hace frío he notado “preocupación” cuando Protección Civil les da una cobija para cubrirse.
Si no lo han detectado, pueden hacerlo en avenida Reforma, entre la intersección de Damián Carmona y hasta Eje Vial será común encontrar a alguien. En la calle Allende, desde Guajardo hasta la intersección con la General I. Martínez, otro pasaje donde la situación se vuelve común.
Aunque no me gustaría escribirlo, cada vez más hay personas sin hogar o indigentes, sin que haya nadie que haga algo al respecto, me refiero a una situación de fondo, no llevarles comida y darles un baño una vez cada mes. ¿Qué se hace para disminuir esa población y reinsertarlos a la sociedad de una manera útil?, nada.
A una cuadra de la Comandancia de la Policía Municipal que se ubica entre la avenida Reforma y la calle Miguel Hidalgo, en mí pasar he visto como los lavacoches intercambian pipas para fumar cristal. Los tercos hombres persiguen a las trabajadoras de los bancos y comercios de la zona que estacionan ahí sus vehículos para ofrecerles “una lavada” o “cuidada” de su carro.
La policía municipal tiene ahí su sede, hay rondines, pero no hay células policiacas que vigilen las periferias del Centro Histórico. En Allende, por ejemplo, sobre la banqueta, se pueden ver incluso a los franeleros con la cerveza en mano afuera de “La Norteña”, la cantina de su preferencia. Ahí también echan novio y hasta intimidan a repartidores de comida en sus intentos fallidos de asalto, (y digo fallidos porque no me ha tocado ver uno, ni quiero verlo).
Es el otro Centro Histórico, el que claramente no pueden presumir las autoridades porque qué hace ahí hace el gobierno municipal.
Con su nueva PoliSía aseguró un cambio y conscientes de que no son inmediatos, tampoco ha existido si quiera un incremento aumento de rondines que vigilen la zona, sí el primer cuadro y los antros, no se diga los fines de semana, pero no las periferias del Centro.
Pero en esa área, que sigue siendo centro y que prácticamente no se vigila, también habitan familias, en su mayoría ancianos, es verdad, pero también pocos niños, hay escuelas, comercios y sobre todo estudiantes que emigran de sus pueblos para estudiar y buscan zonas económicas de la ciudad, o citadinos que se independizan de sus hogares y como yo, consideran el Centro Histórico un lugar con excelente ubicación.
El problema de comercio ambulante es otro que ya se arraigó en la zona, la esperanza es que este gobierno municipal haga la diferencia, se han visto nuevos lugares instalados en el edificio I. Piña, pero ¿qué están haciendo para poblar espacios como el Pasaje Allende, lleno de locales vacíos y con una bienvenida de indigentes. Solo tres comercios sobreviven, pero nadie se ha atrevido a destrabar esa cloaca de corrupción entre algunos líderes.