Creer que los derechos humanos de las mujeres son para siempre y que una vez que los conquistamos son intocados es un error, tal cual lo ha reconocido Kamala Harris, vice presidenta de Estados Unidos, tras el revés que dio el Tribunal Supremo de aquel país para criminalizar nuevamente el aborto, luego de medio siglo de legalización.
Esta autocrítica que hace Harris nos lleva a no perder de vista que el conservadurismo está agazapado y listo para saltar y dar su manotazo cuando nos descuidamos. Y eso nos obliga a estar alerta.
Porque este golpe conservador que se dio en Estados Unidos infla a sus pares en la región.
Cuando creíamos que íbamos avanzando al lograr la despenalización del aborto en nueve entidades federativas, la reacción se hace presente. Lo cual es una constante a lo largo de la historia.
Y nos confirma que los derechos humanos de las mujeres que tanto nos cuestan ganar, tienen que ser blindados todo el tiempo para evitar retrocesos. Por ello lo dicho por Harris es más que atendible, pues es el recordatorio del riesgo que corren nuestros derechos, con acciones directas pero otras disfrazadas de postmodernidad.
Porque las reformas por más absurdas e inaplicables que parezcan se hacen presente, gracias a los conservadores.
Pues, socialmente todavía nos hace falta afianzar las bases ciudadanas que eleve el costo a las corrientes reaccionarias que están en todos los partidos políticos, en todos los gobiernos, en todos los sectores y en todos los países.
Estos manotazos regresivos a los derechos humanos de las mujeres, nos llevan a seguir alimentando en la sociedad la conciencia que los derechos humanos de las mujeres son derechos humanos, tal cual se reconoció en la cumbre de Viena en 1993, y deben ser protegidos y alimentados en la progresividad para evitar retrocesos.
Las mismas que hoy están apoyando a las mujeres en Estados Unidos, a quienes los conservadores les quitaron su derecho al aborto seguro y legal.
Y sabemos que estos casos suelen replicarse.
Porque la lectura equivocada que sigue prevaleciendo, es que los derechos de las mujeres, son “para un pequeño grupo”, minimizando su impacto en la sociedad y olvidando que las mujeres somos la mitad del mundo.
Por eso digo que el retroceso en Estados Unidos debe prender las luces de alerta en México y en toda la región, pues ante los avances que logramos las mujeres, la derecha busca una y otra vez detenerlos.
Es la misma política conservadora que impidió que la promesa de la primera secretaria de gobernación se incumpliera, y no se lograra despenalizar el aborto en todo el país.