Este día conmemoramos la independencia, libertad, la individualidad como nación, pero ¿En realidad tenemos todo eso como mexicanos?
¿Será cierto que tenemos la libertad de poder salir sin temor a las calles? ¿Tenemos la independencia para poder tomar nuestras propias decisiones? ¿Somos individuales como mexicanos que somos?
Día a día, las noticias nos embargan de asesinatos, de amenazas, de feminicidios, de pánico, temor, terror que se vive en las calles, ¿A eso le llamamos “libertad”?
Sí, podremos ser libres del yugo que nos atormentaba de los españoles, de un régimen que nos vino a conquistar y en su momento nos sometió por la fuerza. Pero hay más cosas que nos oprimen: La inseguridad, las ideologías de los gobernantes que se eligieron por la mayoría, la falta de sensibilidad para con nuestro prójimo, el egoísmo del 95 por ciento de los ciudadanos que, en vez de ayudar a mejorar en conjunto, ven la manera de aplastar a los demás para solo crecer ellos; ¿En realidad a eso le llamamos libertad?
¿En realidad podrás dar ese grito de libertad sin remordimientos de conciencia?
¿Cuántas veces no se ha revicitimizado a las personas? ¿Cuántas veces no se ha señalado a alguien por el simple hecho de ser víctima del egoísmo de los demás? ¿Cuántas veces no se ha dicho “se lo buscó” cuando en realidad no sabes ni lo que pasó para que fuera víctima de la maldad de otras personas?
¿En verdad se cree que todas esas personas que han sido asesinadas buscaban ese fin para sus vidas? ¿En realidad la víctima de feminicidio buscaba ser ultrajada, violentada y tener ese fin tan atroz? ¿Será posible que las personas que han tenido que vivir un episodio aterrador estaban ansiosos de que eso sucediera? ¿Será cierto que todos esos niños asustados, temerosos de qué podrá pasar el día de mañana, preocupados si tendrán alimento para saciar esa hambre que los carcome, es lo que ellos quieren en sus vidas?
¡No! Nadie se lo buscó, nadie lo planeó, nadie pensaba terminar así.
Así que, querido lector, lo invito a que reflexione hoy en día, si las actitudes, comentarios, señalamientos que han salido de la boca o pensamiento de cada uno de nosotros, es lo correcto, sí en realidad fuera uno mismo la víctima, ¿Qué sentiría de que lo juzgaran de la misma manera en que usted ha señalado a los demás por lo que le ha sucedido? ¿No sería frustrante? ¿Se sentiría con la libertad de poder decir “Yo no lo busqué”, “Soy la víctima de la situación”?
Si usted se siente libre de pecado, arroje la piedra y solo así, levantemos nuestros tarros de cerveza nacional, disfrutemos de los antojitos mexicanos que nos caracterizan, y digamos al son de las campanadas “Viva México”.