Por Eugenia González

Investigadores del COLSAN, realizan pronunciamiento acerca de la obra hidráulica de El Realito en San Luis Potosí

El Realito si funciona, pero solo para generar recursos a quien lo administra, como presa no sirve, sentenciaron investigadores del COLSAN.

El investigador del laboratorio de análisis cartográfico y socio ambiental, del Colegio de San Luis (COLSAN), Luis Enrique Granados informó sobre el pronunciamiento acerca de la obra hidráulica El Realito en San Luis Potosí, en donde solicitan una investigación amplia, profunda y veraz que aclare, revise y deslinde de responsabilidades sobre los recientes acontecimientos con respecto a la obra antes mencionada.

“Conscientes de la realidad hídrica de nuestro estado, las complicaciones socio técnicas y el enorme esfuerzo que hacen la sociedad en un conjunto para sostener una obra como ésta solicitamos que se hagan las investigaciones pertinentes y se llegue a los responsables, con el único fin de encontrar un mejor clima para la justicia hídrica en un ambiente equitativo”, indicó.

El investigador del colegio de San Luis recordó que desde su construcción El Realito lo realizaron en dos partes, primero en el 2008 la construcción del embalse de 50 m³, con una cortina de 88 m de altura, localizado sobre la cuenca del río Santa María en territorio de Guanajuato. En 2009 se licitó y se asignó la obra de conducción, 132 km, una planta de potabilización y tres estaciones de bombeo, para superar un parteaguas de 1050 m de altura. La empresa infraestructura latinoamericana, grupo Carso, la construyó bajo el esquema diseño-construcción-transferencia y se inauguró el 9 de octubre de 2012, con retraso de un año.

“La presa fue construida y entregada a la Comisión nacional del agua, y el acueducto sería operado por la empresa constructora durante 25 años, incluido el tiempo que duraría la construcción. El organismo intermunicipal de abastecimiento (INTERAPAS), pagaría a la empresa CIAPSA, 3 millones de pesos mensuales por la operación y 5 millones por 330 litros por segundo. Un total de 8 millones al mes. Se dijo que, cuando el acueducto estuviese operando a toda su capacidad, se pagarían los 3 millones por la operación más 15 millones por volumen de 1 m³ por segundo, es decir, 18 millones de pesos al mes”, señaló.

El investigador del colegio de San Luis resaltó que el Realito fue una obra llena de opacidad, aunque se argumentó que sus principales fortalezas radicaba en un diseño eficaz, con materiales de alta calidad y tecnología de Punta. Las más de 50 fallas registradas a partir del 9 de octubre de 2012, solamente dan cuenta de la ineficacia de su diseño, la precariedad de sus materiales y los obsoletos de su tecnología.

“Como investigadores interesados en el tema del agua, hemos observado cómo esta obra se encuentra atravesada por altos costos financieros y ambientales, construyendo complejos escenarios de desigualdad social que descansan en entramados desiguales históricos de nuestro estado. Dejando sin abasto de agua a colonias en la ciudad que antes no tenían ese problema, volviendo las reparaciones de la tubería Iral de inversión y retorno donde quienes pierden siempre somos los ciudadanos”, puntualizó. 

Finalmente sentenció que no es buena idea construir obras de gran calado para trasvasar agua entre una cuenca y otra, dicha acción genera inestabilidad eco hidrológica y una deuda financiera insostenible. Implica profundas transformaciones territoriales y amenaza en la vida de todo sentido. El agua no puede ser vista solamente como un servicio público, su traslado, movilización, impulsión o reubicación tienen serias consecuencias ambientales, de tal manera que las fallas que presenta el acueducto o las cortinas significan consecuencias muy graves que deben ser deslindadas, investigadas y aclaradas. El acaparamiento del agua en pocas manos y el orden de prelación debe ser revisado con el único fin de garantizar el abasto a las familias Potosinas.