Por Redacción Contra Réplica

Consumo de alcohol: causa oculta del cáncer

El etanol, presente en todas las bebidas alcohólicas, es el principal cancerígeno.

Un reciente informe revela que el 40% de los casos de cáncer están vinculados a factores de riesgo modificables, entre ellos el consumo de alcohol. El alcohol es un depresor del sistema nervioso central, es decir, una droga que hace más lenta la actividad cerebral. Sus beneficios incluyen, por ejemplo, el transporte de nutrientes a las células, la colaboración en el proceso digestivo, en la respiración y en la circulación sanguínea; incluso interviene en la contracción de los músculos, dando flexibilidad y elasticidad a los tejidos.

Sin embargo, el consumo de alcohol no solo daña el ADN, sino que también incrementa el riesgo de cáncer, incluso con cantidades moderadas. Según la Asociación Americana para la Investigación del Cáncer (AACR), al menos seis tipos de cáncer están directamente relacionados con el alcohol, entre ellos el de cabeza, cuello, esófago, hígado, mama, colon y estómago.

El informe de la AACR destaca una realidad alarmante: aunque el consumo de alcohol ha sido visto tradicionalmente como un hábito social inofensivo, incluso en pequeñas cantidades, aumenta el riesgo de desarrollar varios tipos de cáncer. Se calcula que el 40% de los casos de esta enfermedad podrían evitarse reduciendo factores de riesgo como el consumo de alcohol, que daña el ADN y afecta a los mecanismos de reparación celular.

Entre los tipos de cáncer más afectados por el alcohol se encuentran:

  • Cáncer de cabeza y cuello: Afecta la cavidad oral, faringe y laringe.
  • Cáncer de esófago: El alcohol irrita el revestimiento del esófago, favoreciendo el crecimiento de células cancerígenas.
  • Cáncer de hígado: El consumo crónico de alcohol puede derivar en cirrosis y, posteriormente, en carcinoma hepatocelular.
  • Cáncer de mama: Incluso el consumo moderado incrementa los niveles de estrógeno, elevando el riesgo.
  • Cáncer colorrectal: Aumenta en personas con hábitos de consumo de alcohol desde temprana edad.
  • Cáncer de estómago: Está relacionado con el consumo excesivo de alcohol en combinación con otros factores dietéticos.

El alcohol se descompone en una sustancia llamada acetaldehído, un compuesto tóxico que daña el ADN. Este daño, acumulado con el tiempo, aumenta las probabilidades de desarrollar células cancerosas, especialmente en personas con consumo regular y prolongado.

Aunque el consumo moderado de alcohol fue promocionado en el pasado como beneficioso para la salud cardiovascular, el informe aclara que no hay niveles seguros de consumo cuando se trata de cáncer. Incluso cantidades pequeñas pueden aumentar el riesgo de cáncer de mama y colon.

El informe de la AACR resalta la necesidad urgente de generar conciencia sobre los riesgos del alcohol y su impacto en la salud, una medida preventiva clave para reducir la incidencia de esta enfermedad en el futuro.

Ya sea consumido en eventos sociales, para "funcionar" o para controlar problemas emocionales momentáneamente, el alcohol nunca será la solución a un problema, ni es un requisito indispensable para socializar. En cuanto a la presión social, si el alcohol no es indispensable en su vida, es mejor buscar acudir a un círculo social que se aproxime a su estilo de vida.

El alcohol provoca un aumento de endorfinas en el cerebro cuando se consume, lo que se traduce en un subidón de energía. El problema es que el cerebro también produce dinorfinas, que tienen el efecto contrario: un bajón. Las endorfinas aumentan la felicidad, pero las dinorfinas atacan y disminuyen el estado de ánimo; estimulan y deprimen el sistema. En otras palabras, ya sea consumo frecuente u ocasional, el cerebro entra en conflicto, y los químicos en el cerebro comienzan a perder el equilibrio.

Con información de Infobae.