Querido lector, estoy casi segura de que tu también tienes ese amigo al que le va súper bien en todo, que no importa lo que esté pasando, siempre termina yéndole bien, incluso cuando las cosas no pintan tanto a su favor. Alguien que pareciera que la varita mágica de la buena suerte lo hubiera tocado al nacer, y entonces surge la pregunta, ¿Cómo lo hace? ¿Es posible acceder a esa misma suerte o es un don reservado para unos pocos?
Me pareció bastante interesante hablar sobre el fenómeno de la buena suerte, más porque durante mucho tiempo ha sido un motivo de debate. Algunos creen que se trata de un factor místico e incontrolable, mientras que otros sostienen que podemos influir en ella. ¿Es verdad que tiene que ver con algo místico que no podemos controlar, o de alguna forma podemos intervenir para crearla?
Para abordar este tema, nos basaremos en la investigación de Marián Rojas Estapé, médica psiquiatra de la Universidad de Navarra, quién en 2018 lanzó su trabajo en el libro, “Como hacer que te pasen cosas buenas”, rotundo éxito que actualmente cuenta con 40 ediciones en España, está a la venta en más de 40 países y ha sido traducido a 9 idiomas. Gran parte de lo que estaré planteando en este capítulo de mi columna, va estrechamente de la mano con la investigación de Marián, así que empecemos…
Para iniciar, es importante destacar, que todos podemos tener creencias diferentes al respecto, mi intención no es invalidar ninguna de ellas, cada creencia y punto de vista, es completamente respetable, sin embargo, hoy nos centraremos en la parte psicológica que concierne a este fenómeno.
¿Qué es la buena suerte? De acuerdo con el sitio web Acimut Psicología Aplicada, solemos dividir la suerte en dos tipos: la buena y la mala. Decimos que tenemos buena suerte cuando ocurren eventos positivos que consideramos fuera de nuestro control, mientras que atribuimos la mala suerte a situaciones negativas, sean o no nuestra responsabilidad. Por ejemplo: "He reprobado este examen, qué mala suerte" o "No me han seleccionado para este trabajo, qué desafortunado".
Este pensamiento refuerza la creencia de que la suerte es un factor externo y ajeno a nosotros. Sin embargo, Marián Rojas Estapé plantea que la buena suerte está más relacionada con nuestra actitud ante la vida y cómo interpretamos la realidad.
Específicamente, menciona que “años de experimentos demuestran que la manera en que uno decide responder ante los problemas de cada día, influye en el resultado”
Uno de los primeros pasos para atraer cosas buenas, según Estapé, es tener un objetivo claro y conocerse a uno mismo. La falta de dirección nos convierte en esclavos de las circunstancias y las tendencias del momento, dejándonos sin control sobre nuestro destino. Por ello, definir nuestras metas es esencial para construir una vida que funcione a nuestro favor.
Otro aspecto clave en su investigación es la relación entre nuestra salud mental y física. Estapé argumenta que muchas dolencias físicas están relacionadas con procesos internos.
Un ejemplo de ello, son las enfermedades, que si bien podemos creer que no se encuentran bajo nuestro control, Marián expone en su libro, que en realidad, varias de ellas tienen que ver con nuestras emociones.
La psiquiatra, menciona que lleva a cabo un experimento en donde se puede observar cómo los genes cambian dependiendo de si te tomas las cosas siempre mal o siempre bien, si eres una persona positiva o siempre negativa. Lo que tiene una gran influencia en las enfermedades que padecemos.
A lo largo de su libro, presenta a un personaje que es el cortisol: la hormona del estrés. Cuando sus niveles de esta hormona son elevados, pueden generar grandes repercusiones a nuestro cuerpo, desde la caída del cabello, migrañas, pérdida de memoria e incluso afectar nuestras relaciones interpersonales. Esto nos lleva a responder de manera más negativa a las situaciones, reforzando un ciclo de "mala suerte".
También saca a la luz dos grandes herramientas que pueden ayudarnos: el ejercicio físico y la reeducación de nuestros pensamientos y el diálogo interno. Cambiar nuestra manera de hablarnos a nosotros mismos, cultivar la ilusión por el futuro y creer en nuestras capacidades tiene un impacto transformador. Cuando nos ilusionamos, activamos la corteza prefrontal, la región del cerebro encargada de la creatividad y la resolución de problemas, lo que nos ayuda a encontrar soluciones y generar nuevas oportunidades
Pero, ¿cómo se relaciona todo esto con la buena suerte?, los hallazgos e investigación de Marián, ponen sobre la mesa que, la buena suerte no depende tanto de factores externos, sino de nuestra calidad de vida y nuestro mundo interno. Cuando estamos en equilibrio emocional, tomamos mejores decisiones, identificamos oportunidades y enfrentamos los problemas con una actitud más asertiva.
Sin duda, una de las cosas más destacables que rescato del trabajo de Marián y acerca de este tema, es que somos los directores y creadores de nuestra realidad, y que cuidar nuestro mundo interno, nos permite generar circunstancias favorables en nuestra vida, si bien hay situaciones que no se encuentran bajo nuestro control, nuestra respuesta ante ello es lo que determinará si lograremos sobrellevarlas o no.
Pero ¿Tu qué opinas, querido lector? ¿Crees que la buena suerte es exclusiva de unos pocos o piensas que tenemos la posibilidad de cultivarla?