Por muchos años, hablar solo ha sido visto como una señal de rareza o fuera de lo común. Sin embargo, ¿realmente es tan raro como lo creemos?, la ciencia y la psicología contemporánea han empezado a cambiar este discurso enormemente. Hoy sabemos que hablar en voz alta no solo es normal, sino que puede ser una herramienta poderosa para cuidar nuestra salud emocional, mejorar nuestra productividad y fortalecer nuestra autoestima, así que si, querido lector, en otras palabras, hablar contigo mismo puede ser muy positivo, y el día de hoy platicaremos en concreto sobre ¿cuáles son las ventajas de hablar en voz alta?
Según el sitio web Psiquismo.net, hablar en voz alta, a pesar de ser considerado como algo insignificante, en realidad tiene grandes repercusiones favorecedoras que a continuación estaremos compartiendo, proporcionadas por el mismo sitio especializado en psicología.
El primer punto, es que hablar en voz alta, es una forma de autoexpresión que puede ayudarnos a liberar tensiones, ordenar nuestras ideas y conectar con nuestras emociones de forma más consciente. No se trata de sostener largas conversaciones imaginarias o alejarse de la realidad, sino de usar la voz como vehículo para procesar lo que sentimos y pensamos. Este hábito puede parecer insignificante, pero su impacto puede ser muy profundo y transformador.
Otra de las grandes consecuencias positivas que se exponen, es que uno de los principales beneficios de hablar en voz alta es la liberación emocional. Cuando expresamos verbalmente lo que nos preocupa o entristece, es como si descargáramos parte de ese peso que llevamos dentro. Al verbalizar nuestros pensamientos, incluso los más oscuros o incómodos, les damos forma y los enfrentamos, en lugar de dejarlos girar sin control dentro de la mente. Esto puede aliviar el estrés, disminuir la ansiedad y ayudarnos a recuperar la calma.
Además de esto, Psiquismo. net, nos comparte que hablar con uno mismo también fortalece la autoconfianza. Decir en voz alta frases como “tú puedes con esto” o “ya has superado cosas peores” no es solo motivación vacía; es una forma de afirmación que tiene efectos reales sobre cómo nos sentimos con nosotros mismos. Nos reprogramamos. Nos recordamos nuestras capacidades y nos damos apoyo cuando más lo necesitamos.
Este tipo de diálogo también favorece el autoconocimiento. Al escucharnos, detectamos emociones, patrones de pensamiento o creencias que no siempre notamos en silencio. Es como si al decirlo, nos viéramos desde fuera. Este distanciamiento temporal entre lo que sentimos y lo que decimos nos permite tener una mirada más objetiva y compasiva hacia nosotros mismos.
Hablar en voz alta también puede ayudarnos a mejorar nuestras habilidades comunicativas. Al practicar cómo decir las cosas, ya sea en una discusión imaginaria o preparando una exposición, ganamos claridad y seguridad. Es como un ensayo para la vida real. Nos permite organizar mejor las ideas, anticipar reacciones y ganar fluidez al expresarnos.
Otro beneficio clave es su capacidad para reducir el estrés. Tal como sucede con la escritura terapéutica, poner palabras a nuestras emociones tiene un efecto calmante. El solo hecho de decir “estoy cansado” o “esto me preocupa” puede ser un primer paso para cuidarnos mejor. Negar lo que sentimos solo hace que se acumule, mientras que reconocerlo en voz alta puede ser liberador.
Para quienes estudian o aprenden algo nuevo, hablar en voz alta también puede acelerar el aprendizaje. Según el sitio METAaprendizaje, repetir información verbalmente refuerza la memoria y facilita la comprensión. Es una técnica útil no solo en el ámbito académico, sino también en lo personal: cuando tratamos de entender una situación compleja, escuchar nuestras propias palabras puede ayudarnos a ver las cosas desde otra perspectiva.
Otro de sus beneficios poco hablados es que estimula la creatividad. Cuando nos permitimos pensar en voz alta, damos espacio a ideas nuevas, conexiones inesperadas y soluciones más originales. No es casualidad que muchas personas que se dedican a la parte creativa, hablen consigo mismos mientras trabajan.
Finalmente, hablar en voz alta impulsa la motivación. Las palabras tienen poder, y escucharnos decir lo que queremos lograr o cómo vamos a hacerlo nos compromete con nuestros objetivos. Es como tener un coach personal interno que te recuerda tus metas y te da el empujón que necesitas.
En resumen, hablar contigo mismo puede ser un acto de amor propio, una herramienta de claridad mental y una fuente de bienestar emocional. No se trata de hacerlo todo el día ni de sustituir el contacto humano, pero sí de reconocer que, en la intimidad de tu voz, puedes encontrar un gran aliado para vivir mejor.
Sin embargo, como en cada capítulo de mi columna, querido lector, es importante recordarte que todo lo plasmado aquí, es basado en investigación previa que nos ayude a entender mejor como funciona nuestra mente, así como adquirir herramientas que puedan contribuir a nuestro bienestar, no obstante, eso no reemplazará jamás la ayuda de un experto, si estás atravesando una situación compleja en la cual necesites una opinión profesional, acudir con un terapeuta que te guíe, siempre será la mejor opción.
Una vez dicho esto, y habiéndote presentado la información anterior, una de las cosas más importantes que podemos concluir, es que hablar de lo que nos sucede, incluso si no tenemos a alguien al lado que nos escuche, solo a nosotros mismos, puede ayudarnos a conocernos de una forma diferente, una en la que no lo lograríamos solo manteniendo los pensamientos aislados dentro de nuestra mente, así que, la próxima vez que te encuentres hablando solo, no te frenes ni te juzgues. Tal vez, estás haciendo justo lo que tu mente y tu corazón necesitan.