El café, más allá de ser una bebida habitual para comenzar el día, se ha consolidado como un recurso eficaz para mejorar tanto el rendimiento físico como el cognitivo. Su compuesto principal, la cafeína, actúa como estimulante del sistema nervioso central y ha sido ampliamente estudiado por su capacidad para aumentar la concentración, reducir la fatiga y acelerar el tiempo de reacción, especialmente en contextos de ejercicio físico exigente.
Una revisión publicada por la International Society of Sports Nutrition en 2021 señala que dosis de entre 3 y 6 miligramos de cafeína por kilogramo de peso corporal pueden traducirse en mejoras notables tanto en la resistencia física como en la toma de decisiones, incluso bajo condiciones de presión o agotamiento. En deportes como el futbol, el tenis o el básquetbol, donde la coordinación fina y la precisión son clave, se ha observado un efecto positivo en la calidad de los movimientos y la velocidad de respuesta.
A nivel cerebral, la cafeína bloquea los receptores de adenosina, lo que reduce la sensación de cansancio y aumenta la actividad neuronal. Esto se traduce en una mayor sensación de alerta, mejor capacidad de enfoque y un estado de ánimo más positivo durante la actividad física. Además, al estimular la liberación de dopamina y noradrenalina, potencia funciones clave como la atención sostenida y la motivación.
Más allá del efecto cognitivo, el café también influye en la resistencia física. La cafeína favorece el uso de ácidos grasos como fuente de energía, retrasando la fatiga y mejorando el rendimiento en ejercicios prolongados. Aunque la respuesta a esta sustancia varía según la genética, la hora del día o la tolerancia individual, los especialistas recomiendan iniciar con dosis bajas y consumirla entre 30 y 60 minutos antes del entrenamiento.
El café natural, gracias a sus compuestos adicionales como los polifenoles, podría ofrecer beneficios sinérgicos frente a la cafeína pura en cápsulas. Asimismo, se ha asociado a una menor incidencia de enfermedades neurodegenerativas, lo que refuerza su potencial como aliado para la salud cerebral. Sin embargo, los expertos insisten en que su uso debe ser individualizado y moderado.