Por Cindy Palencia

Los glaciares de Perú se derriten... y envenenan el agua que beben los Andes

Comunidades campesinas enfrentan una crisis sanitaria tras el retroceso glaciar: el deshielo libera metales pesados que contaminan sus fuentes de agua.

El deshielo acelerado de los glaciares en los Andes peruanos ha dejado de ser un problema lejano: ahora, amenaza directamente la salud de miles de personas. A medida que el hielo se retira, expone rocas que, al contacto con el aire y la lluvia, liberan metales pesados como plomo, arsénico y cadmio en los ríos y lagunas que abastecen a las comunidades.

En lugares como la región de Áncash, los habitantes han notado cómo el color del agua ha cambiado y las enfermedades se han vuelto más comunes. María Rodríguez, agricultora de la Cordillera Blanca, narra que desde hace años el río cercano a su parcela dejó de ser cristalino y ahora tiene un tono rojizo y un sabor metálico. “Las vacas ya no quieren tomar esa agua, y la tierra dejó de dar frutos”, lamenta.

Según el Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña (Inaigem), la pérdida de más del 50% de la superficie glaciar en los últimos 50 años no solo implica menos agua disponible, sino también una contaminación creciente. Lo que antes era una fuente de vida, ahora es un riesgo constante para las comunidades andinas.

Aunque algunas zonas han comenzado a aplicar soluciones como filtros naturales o pozas de contención, se trata de esfuerzos aislados frente a un problema estructural. Científicos advierten que si no se toman medidas urgentes, para el año 2100 podrían desaparecer hasta el 80% de los glaciares tropicales andinos, dejando una estela de pobreza, enfermedad y escasez.