Por Redacción Contra Réplica

Emilio Carballido: cien años del dramaturgo que enseñó a escuchar a México

El centenario de su nacimiento será conmemorado con montajes, reediciones y homenajes en México y el extranjero; su legado sigue vivo en el teatro nacional y en generaciones de autores formados bajo su guía.

Este 22 de mayo se conmemora el centenario del nacimiento de Emilio Carballido Fentanes (1925–2008), uno de los más prolíficos y versátiles dramaturgos mexicanos del siglo XX. Figura clave en la renovación del teatro nacional, Carballido dejó una huella indeleble no solo por su vasta obra —que abarca más de 200 piezas teatrales, 50 guiones de cine, cuentos infantiles y óperas—, sino por su labor como formador de generaciones de escritores y artistas escénicos.

“Él es nuestra pluma mayor”, resume el dramaturgo Felipe Galván, uno de sus discípulos, al recordar al maestro originario de Córdoba, Veracruz. Integrante de la Generación de los 50 y discípulo de Rodolfo Usigli, Carballido modernizó el lenguaje del teatro mexicano con obras como Rosalba y los llaveros, Un pequeño día de ira, Yo también hablo de la rosa y Rosa de dos aromas, marcadas por un estilo directo, una mirada crítica y una profunda empatía con la realidad nacional.

Su metodología pedagógica, conocida como “carpintería teatral”, era precisa, exigente y práctica: desde la condensación extrema de ideas en un “telegrama” hasta el desarrollo de una secuencia de acciones que guiaban la construcción dramática. Enseñaba a escuchar el habla popular, a observar la vida cotidiana, y a capturar en escena el pulso del país.

“El diálogo para Emilio era central”, recordó el actor Felio Eliel. “Sus personajes debían hablar como realmente habla la gente. De ahí nacieron muchas de sus obras, de conversaciones que escuchaba en la calle, como ocurrió con Rosa de dos aromas, escrita a partir de una charla que oyó en una cafetería de Xalapa”.

Además de su obra dramatúrgica, Carballido fundó en 1975 la revista Tramoya, una de las más antiguas de América Latina dedicada al teatro. Su impulso al pensamiento escénico y su apoyo a autores emergentes contribuyeron a internacionalizar el teatro mexicano.

Abraham Oceransky, dramaturgo y director, destacó su entrega más allá del aula: “Era como un confesor. Escuchaba con paciencia y ayudaba a pulir los textos, pero también buscaba que se publicaran o llegaran al escenario. Iba más allá de su rol institucional”.

A cien años de su nacimiento, el legado de Carballido se celebrará durante todo el año con un programa que incluirá montajes, reediciones y homenajes en México y el extranjero. Las actividades comenzarán este jueves y se extenderán hasta mayo de 2026, con actos destacados en Xalapa, la Ciudad de México y diversas ciudades del mundo donde su obra sigue siendo representada.

Más que un autor, Carballido fue una escuela entera. Sus enseñanzas, aún hoy, resuenan en las voces, las libretas y los escenarios del teatro mexicano.