La escasez de dólares y el alza del tipo de cambio en el mercado paralelo reactivaron el descontento social en Bolivia, donde este miércoles cientos de comerciantes y transportistas salieron a las calles exigiendo soluciones al presidente Luis Arce. La protesta ocurre a solo tres meses de las elecciones presidenciales del 17 de agosto, en un contexto de crisis económica y creciente tensión política.
Con ollas vacías y pancartas que decían “Duelo por nuestra economía”, los comerciantes bloquearon calles del centro paceño y cerraron sus negocios en señal de luto. “Arce… el pueblo tiene hambre”, coreaban, responsabilizando al gobierno por el deterioro de las condiciones de vida. Mercedes Quisbert, dirigente del sector, declaró: “Lo poco que le queda en la silla presidencial al gobierno, que haga algo. Estamos en sus manos”.
La escasez de combustible —resultado directo de la falta de dólares para importar gasolina y diésel— se evidenció en las largas filas en estaciones de servicio de La Paz, Sucre y Santa Cruz. La estatal YPFB importa la mayoría del combustible que consume el país y lo vende con subsidios superiores al 50%, una política que ha sido insostenible por la caída en las reservas de divisas.
Mientras tanto, el dólar en el mercado negro casi triplica el valor oficial, y su disponibilidad en bancos y casas de cambio es nula, según denuncias de los propios comerciantes.
El ministro de Economía, Marcelo Montenegro, culpó al Congreso de mantener estancados más de nueve créditos internacionales que aportarían liquidez. Sin embargo, las declaraciones no calmaron los ánimos. El expresidente Evo Morales también convocó movilizaciones tras quedar fuera del registro electoral, lo que suma presión al oficialismo.
En Santa Cruz, una de las principales asociaciones de transportistas de combustible inició un paro, exigiendo pagos en dólares o un ajuste en las tarifas. YPFB minimizó la protesta y aseguró que solo el 10% de las empresas del sector ha pedido aumentos.
La situación ha golpeado la imagen de Arce, quien recientemente desistió de buscar la reelección en medio de cuestionamientos al modelo estatista y al manejo económico. A medida que se acerca la jornada electoral, Bolivia enfrenta una ola de descontento que amenaza con profundizar la inestabilidad social y política.