El gobierno de México intensificará sus acciones diplomáticas para evitar que el Senado de Estados Unidos apruebe un impuesto del 3.5% a las remesas que envían los connacionales desde ese país. Así lo anunció la presidenta Claudia Sheinbaum, quien informó que un equipo especializado será enviado la próxima semana a Washington para sostener reuniones con senadores y líderes de la comunidad mexicana.
Este gravamen, impulsado como parte de la iniciativa fiscal respaldada por el expresidente Donald Trump, ya fue aprobado por la Cámara de Representantes de forma preliminar. Aunque originalmente proponía un impuesto del 5%, la presión política y social logró reducirlo al 3.5%. Sin embargo, el gobierno mexicano busca su eliminación total, argumentando que afectaría directamente a las familias de escasos recursos que dependen de ese ingreso.
“No estamos de acuerdo con ningún tipo de impuesto a las remesas”, subrayó Sheinbaum durante su conferencia matutina en Palacio Nacional. Agregó que estas transferencias no solo representan un sustento vital para millones de familias mexicanas, sino que también reflejan el esfuerzo de los migrantes, quienes ya contribuyen con impuestos en Estados Unidos.
La mandataria hizo un llamado a los mexicanos en el extranjero para que se sumen al rechazo del gravamen, mediante cartas, mensajes en redes sociales y correos dirigidos a senadores estadounidenses. “Las remesas no deben ser vistas como un lujo, sino como una necesidad para quienes menos tienen”, puntualizó.
De acuerdo con cifras oficiales, alrededor de 14 millones de personas en México reciben remesas, con un promedio de 380 dólares mensuales, equivalentes a casi 8 mil pesos. “Es casi un salario mínimo, y pretender cobrar impuestos sobre eso es profundamente injusto”, remarcó Sheinbaum.
La administración federal reafirmó su compromiso con la comunidad migrante y aseguró que continuará trabajando para proteger sus derechos e intereses en territorio estadounidense.