A raíz del atentado contra el senador colombiano Miguel Uribe Turbay, una voz inesperada se sumó al llamado por la paz: Juan Sebastián Marroquín, hijo del exnarcotraficante Pablo Escobar, ofreció un mensaje de reflexión y rechazo a la violencia. A través de una declaración pública, urgió al país a evitar caer nuevamente en el caos que marcó las décadas más oscuras del conflicto colombiano.

El atentado ocurrió en un parque de Bogotá, cuando un adolescente disparó contra el senador, causándole graves heridas. Aunque el agresor fue capturado de inmediato, el hecho conmocionó a la opinión pública y avivó temores sobre una posible escalada de violencia política. Uribe Turbay permanece hospitalizado con estado reservado, mientras su familia pide respeto y cautela.

Marroquín, conocido anteriormente como Juan Pablo Escobar, recordó en su mensaje los actos cometidos por su padre, entre ellos el secuestro de Diana Turbay, madre del senador, quien murió durante un fallido operativo de rescate. Desde su experiencia personal, el ahora promotor de la paz pidió al país no caer en la tentación de la venganza y apostar, en cambio, por la justicia y la reconciliación.

“Revivir el pasado sería un error imperdonable”, advirtió. Su declaración se convirtió en un llamado ético frente a la creciente polarización, invitando a las y los colombianos a asumir su responsabilidad en la construcción de un futuro más justo. Frente al miedo, propuso la empatía; ante el odio, una firme voluntad de cambio.