La tensión en Medio Oriente sigue en aumento. En el noveno día del enfrentamiento armado entre Israel e Irán, el gobierno israelí anunció este sábado haber eliminado a tres altos mandos de los Guardianes de la Revolución Islámica y atacado una instalación nuclear ubicada en Isfahán, en el centro de Irán.

Según el ejército israelí, entre los abatidos se encuentran Said Izadi, presunto coordinador con el grupo palestino Hamás, así como Aminpour Judaki y Behnam Shahriyari, responsables de ataques con drones y operaciones de la Fuerza Quds. Además, al menos cuatro combatientes más habrían muerto en un bombardeo contra un centro de entrenamiento en Tabriz, al noroeste del país.

La ofensiva forma parte de lo que el canciller israelí, Gideon Saar, calificó como una “campaña prolongada” que, según aseguró, ha retrasado al menos tres años los supuestos planes nucleares de Teherán.

Desde el 13 de junio, Israel ha intensificado sus ataques aéreos contra blancos militares y científicos en territorio iraní, con el argumento de impedir que su rival desarrolle armamento nuclear, objetivo que Irán niega tener. En respuesta, el régimen iraní ha lanzado misiles y drones hacia territorio israelí, lo que ha dejado al menos 25 personas muertas en ese país.

Por su parte, el Ministerio de Salud iraní reportó más de 400 muertos y más de 3 mil heridos desde el inicio del conflicto, que ha generado alarma en la comunidad internacional. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, advirtió el viernes que Irán tiene “un máximo de dos semanas” para evitar nuevos bombardeos por parte de Washington.

Mientras el mundo observa con preocupación, los llamados a la desescalada no han logrado frenar el fuego cruzado entre las dos potencias regionales, cuya confrontación amenaza con extenderse más allá de sus fronteras.