La segunda y última jornada de huelga convocada por controladores aéreos en Francia provocó la cancelación de 1,125 vuelos con salida o llegada a ese país, impactando gravemente la movilidad en la temporada alta de verano. La protesta, apoyada por sindicatos minoritarios, busca presionar por mejores condiciones laborales y un aumento de personal, mientras miles de viajeros se vieron obligados a modificar sus planes a último momento.

Los aeropuertos de París y Niza resultaron los más afectados, registrando cancelaciones masivas y retrasos significativos. Pasajeros como Lara, que debía viajar a Berlín, tuvieron que recurrir a alternativas terrestres, lo que implicó gastos adicionales y viajes prolongados. Según datos oficiales, la huelga involucró a más del 26% de los controladores y generó una amplia cadena de interrupciones en toda Europa.

La Asociación Europea de Aerolíneas (A4E) denunció el impacto negativo del paro, estimando que cerca de 300,000 pasajeros fueron afectados con un total de 1,500 vuelos cancelados en Francia y otros países vecinos. La medida también ocasionó más de 8 horas acumuladas de retrasos en el tráfico aéreo continental, evidenciando la magnitud de las afectaciones en la infraestructura europea.

El primer ministro francés calificó la huelga como “sorprendente” y reprochó a los trabajadores por perjudicar a quienes intentan disfrutar sus vacaciones. A pesar de ello, los sindicatos responsables mantienen firme su demanda por mejorar las condiciones laborales y garantizar la seguridad en el sector, dejando en pausa las negociaciones que podrían evitar futuros paros.