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El Mirador
Redacción

El Cobach, mina de oro para Marianela Villanueva

Luego de crear una red de corrupción por el Instituto de Capacitación para el trabajo en donde involucró a más de 20 personas a las de alguna forma les cobraba mensualmente por haberlas insertado en la nómina de la dependencia estatal, Villanueva Ponce extendió la misma cuando se convirtió en la titular de los Colegios de Bachilleres en el estado.

Cursos de capacitación, impresión de libros de texto y  venta de uniformes fueron parte de los negocios que la candidata a diputada federal por el segundo distrito por los partidos políticos PAN-PRI-PRD, hizo durante su paso al frente del Cobach, esto además de caer en actos burdos de nepotismo.

Una vez que se hizo del control de los 69 centros educativos del sistema del Colegio de Bachilleres en el estado, en donde se agrupan aproximadamente 24 mil alumnos, Marianela Villanueva Ponce encontró su verdadera “mina de oro”.

En primer lugar en complicidad con Héctor Rangel Quezada quien le rentó un edificio completo para crear las oficinas administrativas del Cobach, inició con el saqueo de las arcas de los centros educativos.

El propio Héctor Rangel se encargó de inflar la renta del edificio y que así le quedará un margen de ganancia a la titular, que como gratificación y a cambio de un porcentaje, le otorgó a la editorial LEIREM, que fuera la responsable de la impresión de los libros de texto que se vendían a los alumnos del Cobach, la editorial es propiedad de Rangel Quezada.

De forma externa a los Colegios de Bachilleres está sociedad Villanueva-Rangel crean una academia externa que ofrece cursos de inglés a los alumnos, evidentemente con un costo extra y utilizando las instalaciones de los mismos centro educativos, EduCap Centro de Formación Integral fue la denominación con la que se conoció a la empresa que con cursos “patito” permitió aumentar los ingresos de la ahora candidata a diputada federal por la coalición “Sí por San Luis”.

Para no aparecer como proveedora de la institución que dirija, Villanueva Ponce utilizó el nombre del secretario particular de su papá, David Hernández Puente, mientras que su representante en la editorial era su chofer José Luis Morales Briones.

A los cursos de inglés y la venta de libros de texto, Marianela Villanueva agregó un negocio más, la venta de uniformes, en donde la empresa proveedora era también propiedad de Héctor Rangel Quezada, negocio completo el de esta sociedad.

Pero aún quedaba un resquicio más de donde sacar más dinero. Todo el trabajo de impresión en serigrafía que se requería lo hacía con Luis Miguel Ortiz actual esposo de su asistente personal Araceli Hernández quien desde el 2015, cuando Marianela Villanueva era diputada local se convirtió en gente de su total confianza.

Por último y para cerrar con broche de oro, no podía faltar en nepotismo durante su gestión al frente de los Colegios de Bachilleres. Inserto a su sobrina de biblioteca y a una más en el área administrativa.