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Héctor Serrano Cortés
Héctor Serrano Cortés

Samuel García: incapacidad e impopularidad

Y de pronto, el gobernador de Nuevo León, Samuel García, se adjudicó en redes sociales haber encontrado, casi de forma milagrosa, agua para su estado: “¡Acabo de encontrar una mina de oro”, publicó al estilo de gobernante ególatra, y aseguró que ese vital líquido serviría para abastecer las necesidades que, lamentablemente hoy, sufre el pueblo neoleonés.

Su protagonismo lo llevó a dejarse llevar por la emoción, y no se percató de que el suministro de agua encontrado provenía del municipio de Arteaga, en el estado de Coahuila; es decir, se confundió de entidad. Esto provocó la mofa consistente de ciudadanos que en las diferentes plataformas vapulearon al mandatario de Nuevo León, quien, curiosamente, se hizo popular por las pifias, torpezas y la frivolidad con que se exhibía en esas mismas redes sociales, que le hicieron ganar cierta fama y fueron fundamentales, junto con el apoyo de su esposa, Mariana Rodríguez, para lograr el triunfo electoral que lo llevó a la gubernatura de su estado.

Pues bien, esas redes sociales son las mismas que hoy se encargan de difundir los errores y desatinos de Samuel García, solo que ahora esos desaciertos y equivocaciones afectan de forma grave al pueblo que gobierna.

Su impopularidad crece, así como los conflictos sociales en ese estado, y es que don Samuel nunca habló del tema del agua como el verdadero y grave problema que hoy enfrenta ese estado. Al estilo de El Principito (Antoine de Saint-Exupéry, 1943), que describe a un rey ordenando una puesta de sol, el mandatario estatal se muestra ordenando a las nubes que se aposten sobre su estado y lo provean del vital líquido; solo hay que recordar aquella lamentable frase: “Aquí ocupo la nube lloviendo seis o siete horas”. Es lastimoso que los ciudadanos observemos conductas de esta magnitud que, innegablemente, muestran a un gobernante frívolo, frivolidad que ya cobra sus dividendos en su popularidad.

Reacción inmediata y certera

Hace unos días, en San Luis Potosí se registró un enfrentamiento entre delincuentes que alteró la vida cotidiana de los potosinos. La pronta actuación y respuesta inmediata de los cuerpos de seguridad pública del estado permitieron la detención de cuatro sujetos que protagonizaron una agresión, en la que un hombre perdió la vida y ningún civil resultó lesionado.

Tras los hechos sucedidos, el equipo de inteligencia y de reacción inmediata del gobernador Ricardo Gallardo, en cuestión de minutos, controlaron el enfrentamiento y se informó que el sujeto que murió acababa de salir del Centro de Reinserción Social La Pila, a donde fue ingresado días atrás, luego de ser detenido en esta misma entidad en posesión de armamento de grueso calibre y uso exclusivo del ejército; sin embargo obtuvo su libertad por mandato judicial.

Casi nada se habló al respecto y el gobierno del estado, de forma cuidadosa, poco se refirió a la identidad de este sujeto, quien, después se supo, era originario del vecino estado de Tamaulipas. Las investigaciones continúan para conocer el motivo que llevó  a los sicarios a esta ejecución; de lo que no queda duda, es que el sujeto en cuestión, que fue liberado, era un delincuente.

El gobernador Ricardo Gallardo, con pocos recursos económicos, logró incrementar de forma considerable el número de elementos y equipo táctico de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana del Estado, y acertadamente creó la Guardia Civil Estatal.

Erradicar la violencia implica un acto de conciencia y esto sólo se habrá de lograr cuando cada ciudadano actúe de forma responsable y el mundo viva sin comisiones delictivas; lo que sí es obligación del estado, es garantizar acciones efectivas por parte de sus gobiernos para combatir y perseguir de forma oportuna estos delitos de alto impacto, que alteran la vida cotidiana y ponen en riesgo la integridad física de sus ciudadanos.

Muchos intentaron a través de redes sociales generar temor entre la población al informar de forma apresurada y sin objetividad de los hechos, lo que demostró que más que aportar un beneficio a la sociedad, su meta era golpear al gobierno gallardista; de esta forma, estos “comunicadores” se colocan hoy como adversarios políticos, que utilizan de forma irresponsable la redes sociales para hacer propaganda negativa.