titulo_columna
Héctor Serrano Cortés
Héctor Serrano Cortés

Consolidación de Morena

A 15 días de que el partido guinda, Morena, llevó a cabo el proceso de renovación de su Congreso Nacional, los conflictos que se vivieron en la jornada electoral no alcanzaron la espectacularidad ni cumplieron con la expectativa que esperaba la oposición conservadora a la 4T.

En su momento, muchos denunciaron que la jornada estuvo rodeada de viejas prácticas, pues se acusaron acarreos y hasta compra de voluntades. Para nadie resulta extraño este tipo de señalamientos que se lanzan entre sí adversarios internos de cada instituto político; esto solo sucede en los partidos que buscan perfeccionar su democratización interna, el PRD lo intentó sin éxito, el PRI siempre simuló hacerlo y el PAN, ni una ni otra cosa.

Algunas de las denuncias que se hicieron sobre el proceso quedaron en el ámbito mediático, ya que su motivación solo era generar dudas. Es común que, en la lucha interna para buscar espacios y posiciones partidistas, cuando esta suele ser democrática, se observen este tipo de conflictos a lo largo de una jornada de elección interna, como la que vivió Morena.

Recordemos las pugnas internas en el PRI, en el que exgobernadores y militantes de renombre hoy se manifiestan públicamente en contra de su presidente nacional, Alejandro Moreno “Alito”; del PRD ni hablar, siempre envuelto en conflictos internos; pero hasta el Partido Acción Nacional tuvo contiendas al interior y las sigue teniendo a la hora de definir quiénes habrán de encabezar una u otra propuesta; es decir, ninguna fuerza política que busque democratización interna se escapa o escapará de los dimes, diretes, descalificaciones y demás, pero al final, esto también es parte de la democracia.

Nadie esperaba que el proceso de renovación fuera un día de campo para Morena; sin embargo, es innegable, y no puede dejar de reconocerse, el esfuerzo de su dirigencia conducida por Mario Delgado, quien buscó que este fuera lo más civilizado posible; civilidad que es responsabilidad de todos los actores políticos y militantes de esa fuerza. Lo que se buscó con este acto democrático es que la toma de decisiones reúna el mayor número de simpatías de quienes militan o, incluso, quienes simpatizan con ese partido político.

Aún no concluía la votación y ya se escuchaban las voces de algunos actores políticos militantes de ese instituto que contaban historias de lo complejo que se estaba viviendo la jornada para elegir a los congresistas. Solo habría que recordar lo trascendente que es para Morena el pasado proceso, ya que en este se eligió a quienes serán consejeras y consejeros estatales y al mismo tiempo congresistas estatales y nacionales, es decir, conformarán el máximo órgano de dirección de ese partido político, esto explica la cruenta lucha que internamente se vivió y que, seguramente, se seguirá viviendo.

Pues como dijera el clásico: “haiga sido como haiga sido”, Morena busca su consolidación partidista, al pasar de ser un movimiento al afianzamiento institucional que todo partido requiere.

Lo importante es la evolución que, en materia democrática, vive ese partido político. Ojalá no ocurra como en el pasado triunfo electoral que tuvo Morena, en el que pocos reconocieron a su dirigencia, y que hoy no solo se le reconozca para hacer reclamos. La victoria suele tener muchas madres, la derrota nació huérfana; las descalificaciones continuarán y habrá que entender que provienen de los menos afortunados.